Las medusas en el Mediterráneo están acabando con las sardinas y boquerones

Medusa marina. / Pexels.com.
Medusa marina. / Pexels.com.

El incremento de especímenes de medusas en el Occidente provocó el descenso de hasta un 45 %, en la población de peces pelágicos, según el Instituto Español de Oceanografía.

Las medusas en el Mediterráneo están acabando con las sardinas y boquerones

Las sardinas y los boquerones, las especies de peces más explotadas de todo el mar Mediterráneo ven una vida dura entre la contaminación, la sobrepesca, la mala calidad de su dieta y las consecuencias del cambio climático. Ahora, asediados por otro flagelo más, las medusas invasoras, sus poblaciones disminuyen casi a la mitad.

Así lo han indicado investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y el Institut de Ciències del Mar de Barcelona (ICM) unos de los centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en un estudio publicado en la revista Estuarine Coastal and Shelf Science, que señala la drástica disminución de la biomasa de estos peces y sus capturas, en detrimento de la proliferación de las medusas.

Hablamos de un 45 % menos en la abundancia de sardinas, cuyas capturas han caído un 10 %. En el caso de los boquerones, el número de individuos bajó un 42% y las toneladas pescadas hasta un 63%.

Mediante modelos estadísticos, los investigadores lograron analizar datos de más de 10 años, cruzados con la información de los desembarques en puertos, los índices climáticos y cifras de las proliferaciones de medusas. Los resultados demostraron que, tras la llegada de estos organismos aunados a otros cuatro factores derivados de la acción humana, los pelágicos han sido muy afectados.

Bajo asedio

Los pelágicos, como la sardina (Sardina pilchardus) y el boquerón o anchoa (Engraulis encrasicolus) son animales marinos que habitan en el nivel medio del agua o cerca de la superficie, han estado disminuyendo en población desde 2001 según los investigadores, y cuando aparecen en grandes cantidades se les ve más pequeños, desnutridos y enfermos. Muchos no pasan de los dos años de vida debido a su sobreexplotación, y es muy raro verlos en el cénit de su esperanza de vida, entre siete u ocho años.

Los resultados arrojaron cuatro razones conocidas y una nueva que es aún más resaltante. La sobrepesca impide que crezcan, las contaminaciones por las partículas de plástico los envenenan, Estos dos efectos producen que no se alimenten de manera adecuada y sus estados de salud sean críticos.


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Aunado a ello, el cambio climático que calentó las aguas del Mediterráneo y atrajo a las medusas a este ecosistema les juega una mala pasada. Las medusas son “muy voraces”, según el autor José Carlos Báez, y consumen los huevecillos y alevines de los pelágicos. Etapas muy tempranas en sus vidas, impidiéndoles desarrollarse.

Por si fuera poco, y como apuntan los expertos, los pelágicos deben competir contra las fuertes medusas por el alimento. Desnutridas y reducidas en número, estos peces se alimentan del zooplancton, algo que las medusas también anhelan, superando con creces a las diezmadas colonias de peces.

En ausencia de predadores...

“La sobrepesca de sus predadores, como el atún o el pez espada, ha favorecido su desarrollo”, ha dicho Báez. Indica además que las aguas cálidas como consecuencia del cambio climático, atraen a las medusas a un entorno más acogedor, sin riesgos y donde no tienen quien les frene donde al final se multiplican.

Para remediarlo, “a estas alturas, la inercia es muy difícil de romper, pero se puede. Bastaría con reestructurar el ecosistema”, apuntan el grupo de expertos. Entre sus propuestas están acabar con la sobreexplotación de peces espada, atunes o tiburones que puedan reducir naturalmente la población de medusas, detener la contaminación, reinsertar a las tortugas en su entorno pues son también predadores estrella.

Sin embargo, una de las medidas más importantes debe ser la de aligerar la presión sobre las sardinas y las anchoas. Así se les permitirá recuperarse poco a poco, después de la reconfiguración de su ecosistema. @mundiario

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