Vigo, me gustas: me gusta el color de tu mar

Calle Colón en Vigo. / Maribel Zamudio
Calle Colón en Vigo. / Maribel Zamudio

El olor a sal me ha envenenado, he perdido  la razón y el sentido común. El aire del mar me ha enredado las ideas y juega con ellas a la comba en la Alameda. Las gaviotas se ríen de mí.

Vigo, me gustas: me gusta el color de tu mar

Vigo, me gustas. Me gustas mucho. Me gustas con tus imperfecciones y tus defectos. Me gustan tus cuestas pronunciadas, tus estrechas calles y tus direcciones sin salida. Me gustan tus ruinas y todos esos edificios a medio terminar. 

Me gusta el color de tu mar, pero sobre todo me gustas porque me reconoces, porque tú todavía te acuerdas de mí. Porque encuentro trocitos de mi vida escondidos bajo tus aceras, en las piedras de tus fachadas, en los poros de tu piel. 

Vigo. / Maribel Zamudio
Vigo. / Maribel Zamudio

 

Paseo por tus calles. Deambulo. Me olvido. Me pierdo entre la gente mendigando miradas. Buscando caras conocidas. Las que ya no están, las que se han ido para siempre. Las que vuelven solo en sueños y a pesar de los años siguen teniendo el sabor de la infancia. Han envejecido pero yo no estaba aquí.

Busco un café, una película en el cine Fraga, un helado de turrón y limón en Capri con mi amiga María… Recupero los paseos con mi madre y ella me coge nerviosa de la mano para cruzar la calle Colón.

Escultura en Vigo. / Maribel Zamudio
Escultura en Vigo. / Maribel Zamudio

 

El olor a sal me ha envenenado, he perdido  la razón y el sentido común. El aire del mar me ha enredado las ideas y juega con ellas a la comba en la Alameda. Las gaviotas se ríen de mí.  

¡Vigo, Vigo, Vigo! Ya no te pertenezco, si en algún momento lo fui. Tú tampoco me perteneces pero volveré siempre que pueda para acordarme de ti.

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