La obligatoriedad del sistema de llamada de emergencia se retrasa hasta marzo de 2018

Vehículo de pruebas del sistema E-call
Vehículo de pruebas del sistema E-call

Pese a la necesidad de un dispositivo de este tipo en el sector del automóvil, los eurodiputados han decidido retrasarlo debido a incompatibilidades con la protección de datos.

La obligatoriedad del sistema de llamada de emergencia se retrasa hasta marzo de 2018

Pese a la necesidad de un dispositivo de este tipo en el sector del automóvil, los eurodiputados han decidido retrasarlo debido a incompatibilidades con la protección de datos.

Muchas veces cuando hablo de automóviles con los amigos, siempre surge la misma pregunta: ¿cuándo andarán solos los coches? A los nuevos en la conversación suele sorprenderles mi respuesta: “cuando lo permitan los políticos”. Y es que en ocasiones, el mayor freno a los avances tecnológicos los provoca el ritmo de nuestra burocracia.

Podríamos extendernos un poco más al respecto, pero para eso hay mejores especialistas en MUNDIARIO. En el caso de los sistemas de llamada de emergencia el retraso se traduce en casi dos años y medio más de espera para su obligatoriedad.

E-Call

El sistema de llamada de emergencia (E-Call) es un dispositivo que tiene como función realizar una llamada automática en caso de siniestro del vehículo. A través de la tecnología “modem in band” se transmiten datos fundamentales, como la posición del vehículo, hora del impacto, tipo de vehículo. Incluso podría abrirse una vía de comunicación directa con los ocupantes del vehículo para conocer su evolución y realizar recomendaciones mientras no llegan las asistencias. Según cifras de la propia UE, si todos los vehículos incorporasen dispositivos de este tipo, podrían evitarse unas 2.500 muertes al año. Al mismo tiempo también se reducirían las lesiones de los heridos y se optimizaría el uso de los servicios de rescate.

Retraso burocrático

Sin embargo nada de esto será obligatorio hasta el 1 de Marzo de 2.018, tras la resolución tomada en el parlamento de la UE. Y es que el mayor escollo que han encontrado sus señorías no es técnico, si no legal. Así consideran que es necesario afinar la ley en cuanto a la protección de datos, para evitar un uso fraudulento de los mismos. Según sus señorías, debe asegurarse que no puedan transferirse los datos del vehículo a terceros sin expresa autorización de sus  propietarios, los que deberán tener acceso al borrado total o parcial de los mismos. También se ha hecho especial hincapié en que debe asegurarse la imposibilidad de realizar un seguimiento telemático a aquellos vehículos equipados con E-Call, sin que se haya producido una alerta de siniestro.

Para ello se ha optado por reducir el flujo de información enviada por el vehículo en caso de siniestro. Así en caso de accidente, el vehículo sólo enviará su posición, clase de vehículo, tipo de combustible que utiliza y la hora del impacto. Debido al complejo entramado político de la UE, es necesario que todas estas medidas sean aprobadas por los parlamentos nacionales de cada país, y refrendadas de nuevo por la eurocámara. A menos de un año de la teórica implantación obligatoria, el cambio de la norma ha provocado una parálisis en el sector. Y es que la mayoría de los fabricantes ya habían desarrollado sus dispositivos, hasta el extremo de ofrecerlos a día de hoy en sus vehículos. Con el nuevo marco legal, habrá que ver de qué forma encajan los dispositivos existentes, y las reformas necesarias para adecuarlos al nuevo marco legal.

Lo que pudo haber sido

Tras el último “tijeretazo” a las posibles prestaciones del E-Call, sobre todo en el momento de notificar el siniestro, se reduce de forma cualitativa su efectividad. Y es que al limitar la información transferida a la posición, hora, combustible y tipo de vehículo, los servicios de emergencia dejarán de recibir información fundamental.

A día de hoy los vehículos cuentan con complejas redes de datos y potentes procesadores, capaces de registrar cantidades ingentes de información. Datos que podrían ser muy útiles, como número de cinturones abrochados (Cantidad de ocupantes), número de airbags detonados (gravedad del impacto), inclinación de la carrocería (posición del vehículo en la calzada), presencia de lluvia, temperatura exterior e interior (para prever hipotermias). Y esto es sólo un ejemplo de la cantidad de información que fluye a día de hoy por las redes de la mayoría de vehículos que circulan.

No todo está perdido

En ocasiones la lentitud de la burocracia tiene sus ventajas, y esta puede ser una de ellas. Es indudable que se generará un serio debate al respecto de los pros y contras de regular en exceso un dispositivo cuya principal función es salvar vidas. A priori la solución más previsible será que los fabricantes puedan ofrecer funciones adicionales con un contrato privado de por medio. Funciones adicionales que podrían ir más allá de las emergencias, incluyendo gestión de averías, auxilio en carretera, etc. Es evidente que las palabras contrato y privado llevan de la mano una tercera, precio, prestando de forma gratuita aquellos servicios que permita la ley de forma libre.

En cualquier caso, en automoción todo es cuestión de modas y tendencias, y cuando se habla de seguridad pinchan en hueso. A nadie se le escapa que la asociación EuroNCAP pondrá entre sus objetivos comprobar el perfecto funcionamiento del E-Call y probablemente valorará positivamente sus prestaciones 'adicionales'. Y cuando las preciadas cinco estrellas están en juego, los fabricantes no dejan nada al azar.

Comentarios