Muere el escritor y periodista José Luis Alvite, el autor del símil ingenioso

José Luis Alvite. / APG
José Luis Alvite. / APG

En España se dio a conocer como fino articulista a través de las páginas de Diario 16, periódico del que pasó a La Razón. También trabajó y colaboró en otros muchos medios de prensa y radio. 

Muere el escritor y periodista José Luis Alvite, el autor del símil ingenioso

En España se dio a conocer como fino articulista a través de las páginas de Diario 16, periódico del que pasó a La Razón. También trabajó y colaboró en otros muchos medios de prensa y radio.

José Luis Rey Martínez (Santiago, 1949), escritor, periodista y columnista conocido como José Luis Alvite, falleció este jueves tras una larga enfermedad. Consciente de la gravedad de la misma, un doble cáncer de pulmón y colon, escribió un artículo de despedida dirigido a su amigo Carlos Herrera, titulado precisamente Carta a Carlos Herrera, que también publicó el diario La Razón, en el que relataba: "dice mi oncólogo que la situación es muy comprometida y eso significa que mi buena suerte puede haber cambiado a peor".

En España se dio a conocer como fino articulista a través de las páginas de Diario 16, periódico del que pasó a La Razón. También trabajó y colaboró en otros muchos medios de prensa y radio. Fue siempre el escritor del símil ingenioso.

Nieto, hijo y sobrino de periodistas, dio sus primeros pasos en la profesión en El Correo Gallego, donde coincidiría con su padre, José R. Alvite, y en menor medida con su tío, Jesús R. Alvite. Posteriormente, trabajó en La Voz de Galicia y escribió para Diario 16, La Razón, Faro de Vigo, La Opinión de A Coruña y La Nueva España. También colaboró en el programa de radio Herrera en la Onda de la emisora Onda Cero.

La Wikipedia lo define como "noctámbulo y pesimista", autor de "un costumbrismo de marginales de lenguaje muy descarnado, encanallado y callejero, casi de novela negra, muy elaborado literariamente, inspirado en Francisco Umbral, pero más partidario del símil que de la metáfora y más conceptuoso". Aclara esta enciclopedia que sus libros son recopilaciones de artículos.

Hace ahora un año, José Luis Alvite fue merecedor del premio Diego Bernal, que ya no pudo recoger personalmente, debido a su enfermedad.

Fragmento de Historias del Savoy, de José Luis Alvite
Hay cosas que no conviene limpiar. Si le pasas un paño a Las Meninas, lo que te queda es Mujercitas. Grace Kelly deslumbra en la escalinata de mármol pero a Rita Hayworth le sentaba mejor la escalera de incendios. Puedes imaginar a Charlie Parker aprovechando en el saxo el gazpacho de una hemotisis, pero no soportarías al bueno de Bird Parker tocando el arpa en la canoa de Pocahontas.
Hay cosas que no pueden ser, muchacho. No puede ser que le pongas chaqué rosa a los cuervos. Una madrugada en el Savoy me dijo Ernie: "Muchacho, a menudo la oscuridad te ayuda a ver las cosas claras". El Capone de los últimos días me dijo: "Amigo mío, uno no es sólo su ropa, sus matones y su contabilidad; uno es también la poca luz que le rodea, la sombra que te hace indescifrable e inexacto, esa penumbra que le añade decimales al ala tu sombrero. A los tipos como yo, el exceso de luz le perjudica su mala reputación". Y a Capone no le faltaba razón. Hay un equilibrio entre la luz real y la luz del alma. Y ese equilibrio, muchacho, es el que te hace soñar que una madrugada diste con aquella mujer en cuyo rostro al prender tu cigarrillo viste juntas las facciones de Grace Kelly y los labios de Louis Armstrong.
Se fuma mucho en el Savoy. Se fuma tanto en el club de Ernie Loquasto, muchacho, que incluso, es gris el jabón de tocador. En el estrambote del humo se alargan los modales de los matones y las muecas de las faldas de las bailarinas. Una noche que se cayó por el Savoy, me dijo Sinatra: "Dicen que fumo demasiado. No sabría qué decirte al respecto. Sólo sé que el humo de un cigarro es el defecto que mejor le sienta a mis ojos azules". Eso me dijo Frankie, un tipo que se cepillaba los dientes con un cigarrillo en la boca.

 

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