¿Qué cuántos años tengo? La edad que quiero y siento: tengo la experiencia...

José Saramago.
José Saramago.

Para sentir y asumir el pensamiento de Saramago vertido en este hermoso poema, debemos preparar formalmente nuestro envejecimiento, el fin de la vida laboral. 

¿Qué cuántos años tengo? La edad que quiero y siento: tengo la experiencia...

Para sentir y asumir el pensamiento de Saramago vertido en este hermoso poema, debemos preparar formalmente nuestro envejecimiento, el fin de la vida laboral. 

 “¿Qué cuántos años tengo?. No es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siento y mi cerebro dicte.
José Saramago - dibujo de Mauricio Parra - Colombia
José Saramago. / Dibujo de Mauricio Parra de Colombia

 

Son versos de un hermoso poema de José Saramago, dedicado a la etapa de nuestra vida que llaman vejez. Toda una lección de ilusión para quien desee prepararse para el momento en el  que quedamos liberados de la obligación del trabajo. Efectivamente, es necesario prepararse para la jubilación, si no lo hacemos así será difícil dotar de contenido nuestra vida de un día para otro. Antes de ese proceso de formación deberemos tomar conciencia de esa necesidad, y contemplar el cese de la actividad laboral  como una oportunidad y no como un castigo; tendremos que saber valorar la hermosura del atardecer con su paz, sosiego, tibios colores, horizonte inmenso, experiencia, conocimiento,..., sin despreciar la grandeza del amanecer que tuvimos en su día, con sus ilusiones, fuerza, color, alegría y futuro.

Será preciso tomar conciencia de la importancia de mantener abierta la ventana de la curiosidad, que nos permite asomarnos al exterior, para conocer nuevas costumbres, descubrimientos, personas, movimientos sociales, políticos, culturales..., porque la vejez es la pérdida de la curiosidad, en frase de Azorín.

Una vez interiorizada y asumida esta idea  hay que afrontar la fase de preparación, etapa en la que deberemos disponer de nuestro propio espacio personal para ir buscando mediante el procedimiento ensayo-error, nuestro propio futuro en forma de intereses, aficiones, ocupación del tiempo libre, etc.

La culminación de este proceso sería la formación en aspectos tan variados como medicina preventiva, actividad física, alimentación, sexualidad, rudimentos legales, fiscales y económicos, ocio y tiempo libre, entre otros.

Con independencia de la iniciativa individual, esta tarea de sensibilización previa y formación para una jubilación activa, creativa y positiva debería ser impulsada por las administraciones públicas, empresas, organizaciones sindicales y empresariales, colegios profesionales y asociaciones culturales y deportivas, entre otras.

¿Qué se hace hoy en esta materia? Creo que muy poco; el año europeo del envejecimiento activo, 2012, pasó y su  Libro Blanco permanece semi olvidado en algún rincón.

Me apresuro a decir antes de terminar, que la salud, obviamente, es un condicionamiento fundamental para que estos planes no se conviertan en una mera utopía.

Merece la pena intentarlo, nuestra salud mental y corporal estarán más protegidas y, sobre todo, nos sentiremos más útiles.

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