Las tensiones que surgen de la política turca socavan el papel del país en la OTAN

Líderes del G20. / rfi.fr
Líderes del G20. / rfi.fr

Las disputas de Ankara con la Unión Europea y con Washington son una prueba seria para la alianza militar occidental.

Las tensiones que surgen de la política turca socavan el papel del país en la OTAN

La unidad de la OTAN se ha visto sacudida, principalmente con el presidente estadounidense Donald Trump tomándose su tiempo para comprometerse a la defensa mutua, el principio central de la alianza. El acercamiento errático de Trump a la OTAN encabeza la lista de preocupaciones de la alianza, pero Turquía no está muy lejos de encabezarla por sí misma.

En público, altos funcionarios de la OTAN insisten en que Turquía es parte integrante de la alianza como siempre. Pero tras bambalinas tienen que trabajar duro para aliviar las tensiones que han aumentado desde que el presidente Recep Tayyip Erdogan respondió al intento de golpe de Estado del verano pasado purgando a cientos de altos oficiales militares, incluyendo a muchos oficiales de la OTAN.

Esas tensiones se multiplicaron por los esfuerzos del gobierno de Erdogan para hacer campaña en Europa a favor de aquel referéndum con el cual consolidó su control político del país. Mientras Erdogan finalmente ganó el referéndum, su desliz hacia el autoritarismo y los flirteos con Rusia han hecho sonar nuevas campanas de alarma en las capitales occidentales. Y hay señales de que estas tensiones han comenzado a socavar la cooperación militar con algunos aliados de la OTAN.

Una disputa con Alemania este mes provocó que Berlín se preparara para retirar tropas de la Incirlik de Turquía, la principal base aérea de la coalición dirigida por Estados Unidos contra el Estado Islámico. A principios de este año, Ankara bloqueó la cooperación de Austria, que no es miembro de la OTAN, después de que los ministros austriacos pidieran repetidamente que se pusiera fin al proceso de adhesión de Turquía a la UE.

Pero esencialmente, y como se ha dicho, persisten las preocupaciones por las purgas que siguieron al fracasado golpe de julio pasado. Mientras que muchas de las vacantes creadas por la purga se han llenado, los reemplazos son en muchos casos menos experimentados que sus predecesores, que estaban entre los oficiales más experimentados de Turquía.

En suma que la relación de Ankara con Europa no se ha recuperado de su punto más bajo en esta primavera, cuando una disputa sobre si los ministros turcos deberían poder hacer campaña en los países europeos provocó tensiones. Como resultado, los discursos del irascible presidente turco se volvieron cada vez más antieuropeos en el período previo al referéndum de abril. Erdogan acusó a Alemania y los Países Bajos de "tácticas nazis" y advirtió que los europeos no podrían "caminar con seguridad en las calles" si no cambiaban su actitud hacia Turquía.

Sin embargo, la OTAN tolerará las acciones de Erdogan en el corto plazo, siempre y cuando no socaven los principios centrales de la alianza, pero en el largo plazo el futuro es sencillamente incierto.

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