La salida de Sánchez muestra que el desbloqueo cada vez está más cerca

Pedro Sánchez. / libertaddigital.com
Pedro Sánchez. / libertaddigital.com

Las líneas de fuerza cruzadas hacen la crisis del PSOE. Hay un no para Sánchez, un "no" al gobierno con Podemos y separatistas, el "no" a las terceras elecciones y un "sí" a la neutralidad el PSOE.

La salida de Sánchez muestra que el desbloqueo cada vez está más cerca

La caída de Pedro Sánchez desbloquea la situación política nacional. Una consecuencia lógica de la crisis interna en las filas socialistas. Sin líder, sin ejecutiva y con imagen de partido roto en los medios nacionales e internacionales, no parece buena idea hacer inevitable una nueva llamada a las urnas por tercera vez en menos de un año. Si hablamos de vencedores y vencidos, tras la accidentada votación del sábado en el seno del comité federal, que forzó la dimisión de Sánchez, ni unos ni otros lo desean. Pero el mantenimiento de la posición del "no es no" a Rajoy, por muy cosida a un mandato del comité federal que esté, conduce irremediablemente a dichas elecciones.

Ergo, no es aventurado anticipar que, aunque sea de penalti y en el ultimo minuto, los 85 diputados socialistas acabarán pasando del "no" a la "abstención" en un nueva sesión de investidura al candidato del PP. Insisto, porque no hacer ese cambio es ir a las elecciones con toda seguridad.

En las horas siguientes al bochornoso cónclave del sábado, se ha especulado sobre los efectos de una votación que, en teoría, solo tumbaba la propuesta de Sánchez (primarias el 23 de octubre y congreso extraordinario el 12-13 de noviembre), en aplicación de lo previsto cuando una ejecutiva caduca por exceso de "vacantes". Así la posición del grupo parlamentario socialista debería seguir siendo la misma, "no es no", según mandato contenido en la resolución del CF del 28 de diciembre de 2015.

No es buena interpretación de lo que significa aquel 132 de votos "críticos" frente a 107 "pedristas". Reconocer las líneas de fuerza cruzadas en la crisis del PSOE es saber que aquella votación fue algo más que el no a una propuesta. Fue un no a Sánchez en toda regla. Y eso incluye el "no" al gobierno "frankenstein" (con Podemos y separatistas), el "no" a las terceras elecciones y un "sí" a la neutralidad el PSOE. Son los tres caballos de batalla sobre los que, en sentido contrario, galopaba quien ha estado al frente del PSOE algo más de dos años. Un tiempo durante el que este partido ha ido perdiendo su condición de pilar izquierdo en la centralidad de nuestro sistema político.

Uno de los miembros de la comisión gestora, el ex presidente balear, Francesc Antich, dice que una modificación de la postura socialista en la investidura de Rajoy, del no a la abstención, deben tomarla los militantes. Mentira. Ha de hacerlo el comité federal. Y la gestora, hacerla cumplir. Ha de tomarla el órgano que tomó la decisión original. El depositario de la voluntad de los militantes y máximo responsable de la política de pactos.

No creo que haga falta insistir en que, si no cambian de la noche a la mañana las posiciones de otros grupos, la abstención de los socialistas ante la investidura de Rajoy es la única forma de evitar unas nuevas elecciones generales. Serian letales tanto para España como para el PSOE.

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