¿Por qué algunos políticos bendicen a dictaduras de izquierda y condenan a las de derecha?

Daniel Ortega, presidente de Nicaragua. / @danielortegasa
Daniel Ortega, presidente de Nicaragua. / @danielortegasa

A los dictadores de Nicaragua, Cuba y Venezuela no hay que pedirles clemencia para los presos, hay que exigirles justicia para que sus ciudadanos puedan pensar, discrepar, trabajar, vivir y votar en libertad.

¿Por qué algunos políticos bendicen a dictaduras de izquierda y condenan a las de derecha?

La jornada electoral del día 7 en Nicaragua deparó el espectáculo de unas elecciones convocadas por Daniel Ortega, hace años luchador contra la dictadura de Somoza, convertido hoy en un tirano falto de escrúpulos democráticos y humanitarios y responsable de crímenes contra la humanidad. 

Ortega envió a la oposición a la cárcel y al exilio (110.000 exiliados, según Naciones Unidas), persiguió a empresarios, intelectuales, líderes sindicales y estudiantiles y reprimió a los medios de comunicación. Una encuesta de Cid Gallup concluye que  perdería estas elecciones contra cualquiera de los siete opositores pero, con todos encarcelados, ganó con una abstención cercana al 80 por ciento, que fue la forma que tuvieron los nicaragüenses de mostrar su rechazo a una dictadura brutal.

¿Es posible un cambio de escenario? El régimen controla todos los poderes del Estado y la represión que ejerce en el país no invita a la esperanza. La única posibilidad de recuperar la democracia está en que la oposición exterior organizada –“hemos llorado mucho estos días por no poder votar y porque nuestros candidatos estén presos, dicen los exiliados en Costa Rica”– cuente con la presión y apoyo internacional.

Lo escrito en estas pocas líneas justifica el duro comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores que en nombre del Gobierno de España calificó como burla estas elecciones que carecieron de las mínimas garantías democráticas y rechaza los resultados. La celebración de estos comicios “no refleja la genuina voluntad del pueblo nicaragüense” al que Ortega ha privado del libre y pleno ejercicio de sus derechos de sufragio, dice el Ministro que representa al Ejecutivo. 

Chapó por el comunicado de Exteriores. Pero, ¿por qué no aplica el mismo baremo y exigencias a la dictadura de Cuba que sigue oprimiendo al pueblo cubano? Aquel estallido social que en el mes de junio tomó las calles de la Isla acentuó la represión y persecución del régimen que encarceló a centenares de manifestantes.

Ese mismo régimen totalitario empleó toda su dureza el lunes pasado para impedir las “Marchas cívicas por el cambio”, aunque no logró ahogar todas las voces que reclamaban democracia y libertad. ¿Por qué el Gobierno español no condena esta represión? ¿Por qué cuesta tanto a la izquierda denunciar esta dictadura y su violación sistemática de los derechos humanos? ¿No son deleznables todas las dictaduras, sean de “derechas o de izquierdas”? 

A los dictadores de Nicaragua y Cuba –cabe decir lo mismo de Venezuela– no hay que pedirles clemencia para los presos, hay que exigirles justicia para que los ciudadanos de esos países puedan pensar, discrepar, trabajar, vivir y votar en libertad. @mundiario

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