Una protesta de los chalecos amarillos en París se torna violenta

Protestas en París de los chalecos amarillos. RR SS.
Protestas en París de los chalecos amarillos. /RR SS.

Las autoridades dispersan con gases lacrimógenos una protesta no autorizada tornándose un mar violento en una jornada donde se esperaba mucha más participación de parte de la clase media.

Una protesta de los chalecos amarillos en París se torna violenta

Los chalecos amarillos, un movimiento francés nacido de las provincias y las clases medias ahogadas por los altos impuestos, llamaron a una movilización en varios puntos del país. Dicha protesta no fue autorizada por los Campos Elíseos, por lo que han sido dispersados por medio de gases lacrimógenos lanzados por las autoridades. El encuentro, completamente accidentado, tuvo una participación de unas 8.000 personas en París, mientras que en el resto de Francia se cuentan a unas 81.000 personas.

La accidentada protesta recibió la dureza del Gobierno de Macron. Mientras que el ministro del Interior, Christophe Castaner, acusó a la polémica Marine Le Pen, líder del Reagrupamiento Nacional de la extrema derecha, de llamar al caos.

 

Los llamados chalecos amarillos –por la prenda fluorescente que obligatoriamente llevan todos los automovilistas en sus vehículos- se manifestaron por primera el pasado 17 de noviembre llegando a bloquear varias carreteras y autopistas por todo el país. En esa ocasión, la participación fue de unas 300.000 personas.

El movimiento carece de líderes o ideas claras, lo único que parecen buscar es que siga subiendo el impuesto al carburante. Una medida que afecta los bolsillos de los franceses que necesitan coches para desplazarse. En relieve, parecen haber dos Francias: la de los pueblos y pequeñas ciudades que se siente desplazada por aquella urbana y cosmopolita llena de transportes públicos.

 

Hace una semana fue un completo éxito dicha protesta, pero en esta ocasión las cosas no fueron tan bien con un Gobierno listo para suprimir cualquier fuego. En parte, porque el grupo no tienen ningún líder claro y porque decidieron en el último minuto situarse en el Campo de Marte, al pie de la Torre Eiffel, lejos del barrio del Palacio del Elíseo, sede de la presidencia francesa. Aunque acudieron varios protestantes, en esta ocasión la magnitud no fue tan exagerada como la primera vez que se reunieron.

Además de la necesidad de rebajar los impuestos, algunos protestantes pedían una democracia más próxima a los ciudadanos o incluso solicitaban la dimisión de Macron. Aunque al grupo aún le falta una estructura más sólida, la sociedad francesa ve con buenos ojos dicho movimiento: el 72% de los franceses los apoya, según un sondeo del instituto BVA.  @mundiario

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