El ‘problema catalán’ debe resolverse desde la realidad y no desde la fantasía

Cataluña y España. / fotolog.com
Cataluña y España. / fotolog.com

En lo que estamos todos de acuerdo es que el llamado "problema catalán", creado desde la fantasía, las emociones y datos confusos, debe ser resuelto con prioridad y sin heridas.

El ‘problema catalán’ debe resolverse desde la realidad y no desde la fantasía

El Gobierno de Cataluña partió de una reivindicación sobre un fallido estatuto, siguió con la fracasada petición del pacto fiscal, cogió una justificada rabieta que abrió un camino sin final, porque termina en un barranco, y pasó por el fallido refrendum del 9N y por unas elecciones plebiscitarias que perdieron los secesionistas pero que les permitió formar gobierno con el grupo antisistema de la CUP. ¡Quién lo diría! ¡La derecha burguesa, la izquierda republicana, y un grupo antisistema, juntos contra España, lo que se ha dado en llamar Madrid para no mencionar la palabra contra la que se pretendía fomentar el odio y el rechazo, España!

Tenemos ahora datos de la Generalitat, una macroencuesta, y aún teniendo en cuenta que las encuestas siempre salen al gusto del que las encarga, nos permiten realizar serias reflexiones. En primer lugar nos muestra que unas nuevas elecciones podrían dar una mayoría absoluta muy justa a los secesionistas, pero si así fuera sería de nuevo gracias a la ley electoral y no gracias a los votos. Ello nos lleva a que lo máximo que han conseguido los independentistas es dividir Cataluña, punto arriba, punto abajo, y esto sin tener presente que los abstencionistas no suelen ser precisamente radicales sino más bien conservadores, partidarios de dejar las cosas como están. Esto en  números globales porque si entramos en matices el 61% no votarían independencia, desglosándose en autonomistas (24,1%), federalistas(23,2%), y centralistas (5,4%), y el no sabe no contesta.

Cuando no hay una mayoría clara no se justifica un cambió de no retorno, de hecho en los países democráticos, España entre ellos, los cambios orgánicos requieren mayorías cualificadas (no vale el 50,01%) que suelen variar de 2/3 a 3/5 del Parlamentos y la cifra a fijar en referendum. Los enfrentamientos que pueden terminar en empate suelen establecer formar de deshacerlo, así en el futbol se tiran penalties y antes se tiraba una moneda al aire. En este caso no parece que ese sea un sistema adecuado. Creemos que lo lícito es exigir a las partes que representan a independentistas, autonomistas, y federalistas,  que deben hablar y pactar una fórmula que dé satisfacción a todos y donde todos cedan, pero válida para otros 40 años, porque la otra alternativa, la de aplicar la ley e imponerla, da una solución pero quizás no rebaje las ansias de una sociedad que quiere hacer un refrendum para perderlo como dice Podemos y está a punto de decir el PSC en un sinsentido. Que se sienten alrededor de una mesa porque las cosas no son negras o blancas, no son sí o no, y que lo intenten aunque estén días y días. Los obispos lo hacen para ponerse de acuerdo sobre quién será Papa, y aquí lo copiamos en 1977 ¿vamos a ser menos ahora que ha empezado el cambio?

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