Podemos somete su programa económico a la votación de sus simpatizantes

Pablo Iglesias, de Podemos.
Pablo Iglesias, de Podemos.

Podemos ha confeccionado un programa lleno de buenos deseos tan difícil de no compartir como de realizar, por la manera en que espera conseguir los recursos necesarios para su realización.

Podemos somete su programa económico a la votación de sus simpatizantes

Podemos ha confeccionado un programa lleno de buenos deseos tan difícil de no compartir como de realizar, por la manera en que espera conseguir los recursos necesarios para su realización.

Ningun partido quiere aumentar el paro ni eliminar derechos sociales, como tampoco quieren que exista pobreza o exclusión. Todos coinciden en lograr el estado de bienestar y solo varía la manera de afrontar ese gasto para poder así cumplir las promesas. Los hay que piensan en recortar gastos que consideran innecesarios, otros en aumentar los ingresos vía crecimiento del PIB o aumento de impuestos, y otros aumentando la deuda, dando mayor liquidez al mercado para reactivar la economía. Las promesas siempre suelen resultar más fácil de hacer que de cumplir por eso los programas se deberían de basar más en el crecimiento de los recursos disponibles para luego aplicarlos según sus prioridades. Sabemos que el Estado dispondría de mucho más presupuesto si no hubiese fraude fiscal y economía sumergida, pero la promesa de acabar con eso, como de la corrupción, no es algo que pueda incluirse en los Presupuestos hasta que se realice.

En el caso de Podemos todo parece un sueño propio de la falta de experiencia que es la que conduce al pragmatismo, algo que saben los partidos que han obstentando el poder. La inocencia de Podemos lleva directamente a la utopía sobre hechos ya contrastados. Su concepcion sobre la dimensión de la riqueza y del lujo choca con la realidad, así la idea de bajar el límite del impuesto sobre el Patrimonio de los 700.000 euros actuales a 400.000 es injusto porque hay ciudades y pueblos donde la vivienda vale 60 o 90.000 euros, pero hay otras ciudades donde 400.000 euros es el valor que puede haber alcanzado la vivienda de un obrero que compró una casa en un barrio en tiempos de bonanza y que pagó con mucho esfuerzo y abonando todos los impuestos que le restaban del sueldo además del de bienes inmuebles que le llegaba cada año, lo cual no significa que ahora tenga dinero para pagar otra vez más impuestos. Este hecho se repite al dejar exenta la primera vivienda pero sólo hasta 300.000 euros, lo que en muchas poblaciones puede parecer algo elevado, un lujo, lo mismo que en extraradios de algunas ciudades pero que en Madrid, Barcelona, o San Sebastián, por citar algunas, es una vivienda pobre.

En el caso de Podemos todo parece un sueño propio de la falta de experiencia. La inocencia de Podemos lleva directamente a la utopía sobre hechos ya contrastados. Su concepcion sobre la dimensión de la riqueza y del lujo choca con la realidad.

 

Algo parecido sucede con el IRPF. Es sabido que a partir de un porcentaje de gravamen, la gente empieza a discurrir como evadirlo, y que sobrepasado un límite, el sujeto pasivo se vá. Nosotros tenemos la mejor Liga de fútbol del mundo porque aquí juegan los mejores jugadores que son también los que más ganan. Si su salario neto fuese mayor en otro país se irían a él dejándonos sin los cuantiosos ingresos que producen la giras de los equipos, las retransmisiones de televisiones extrangeras y la publicidad. Lo mismo sucede con las grandes empresas que los mismo les da tener su sede en España que en Irlanda, donde por cierto se ha producido una gran llegada de inversores gracias a su bajada de impuestos. Y que decir de las personas físicas que cuando consideran abusivas cambian su residencia, así podríamos estar recaudando el 35% de los ingresos de Carmen Thyssen o de Julio Iglesias y así recaudamos cero, o de Depardieu que ante el abusivo impuesto que puso Francia a las fortunas, se hizo ruso.

Las buenas intenciones no bastan. Los países con más prestaciones son los más ricos. Primero hay que crear riqueza, conseguir un estado rico y luego se podrá hacer un reparto justo. Nuestra tabla de impuestos, IRPF u otra cualquiera, está al nivel de los paises más poderosos o por encima, pero la recaudación es mucho menor ¿porqué? Empecemos por ahí, primero crecer, y si se consigue, cumplir las promesas, pero no engañar con promesas en base a ingresos utópicos. Europa ya llamó la atención al Presupuesto del PP por hacer promesas en base a ingresos que están en el aire.

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