Nos queman Galicia

Incendios en Galicia. / RTVE
Incendios en Galicia. / RTVE

La Fiscalía de Medio ambiente investiga si los incendios que han devastado más de 35.000 hectáreas en cuatro días en Galicia son consecuencia del terrorismo incendiario.

Lo manifestó el Presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, desde que se iniciaron fuegos simultáneos y devastadores por toda Galicia, en particular durante el pasado fin de semana. Aseguró que se trataba de terrorismo incendiario y ahora la Fiscalía de Medio ambiente se ha puesto manos a la obra. La base de datos de EGIF, de la Fundación ciudadana CIVIO, asegura que los incendios en Galicia son intencionados en el 81% de los casos desde 2001, año en el que iniciaron la carga de datos a la base.

Ciertamente, los datos estadísticos hay que matizarlos, es necesario profundizar en sus causas científicas, sociológicas... pero el hecho de que, según todas las fuentes, más del 80% de los incendios sean provocados resulta alarmante y, a la vez, descorazonador. Si un alto porcentaje de esos incendios son consecuencia de imprudencias no significa que la máxima de estos días “Galicia no arde, la queman” siga siendo igualmente válida.

Durante el pasado fin de semana los gallegos que sufrieron incendios devastadores, en pleno fragor de las llamas, hablaron de redes criminales. No sólo lo hizo el Presidente del Gobierno, el de la Xunta y la propia Ministra de Agricultura, lo decían los vigueses que no encontraban razones que justificasen la propagación de cientos de fuegos por el centro de la ciudad. Lo decían los habitantes de las zonas periurbanas de las ciudades, que jamás habían vivido nada igual. Lo decían aquellos que en zonas rurales veían cómo su vivienda, su negocio, sus animales eran arrasados por el fuego.

No se pueden negar factores que influyen decisivamente en la propagación de los fuegos: el minifundismo, el envejecimiento de la población rural, la improductividad de los bosques, la cultura del fuego para gestionar el monte y eliminar, así, matorral y resíduos agrícolas, el cambio climático o los vacíos en la ordenación del territorio. Nadie niega estos factores pero sin la mano del hombre, por imprudencia o de manera organizada, no se entienden los episodios vividos durante los últimos días.

El propio Delegado del Gobierno en Galicia confesaba el pasado lunes que “hay distintas personas identificadas, hay distintos vehículos, distintos indicios y no se centran sólo en una persona, sino en varias” Las autoridades han encontrado también unos globos de helio que pudieron ser utilizados para iniciar los focos.

A los bulos que corrieron como la pólvora en redes sociales, asegurando que el agua estaba contaminada, que se desalojaban grandes hospitales o que estallaban gasolineras, se suman ahora los que de modo mezquino pretenden sacar tajada política de estos graves sucesos. Cientos de gallegos asistieron a manifestaciones el pasado lunes creyendo que lo hacían contra los incendiarios y se encontraron con el engaño de algunas fuerzas políticas que pretenden hacer de esta catástrofe un nuevo nunca máis.

Seamos sensatos. Para minimizar los daños habrá que basar la gestión forestal en la consecución de una valoración económica real y sensible a nuestras masas forestales, no sólo como elementos de producción en base a aprovechamientos, sino por otros muchos beneficios que genera como la fijación de CO2, la captación de agua para acuíferos, el turismo o las actividades recreativas. Sigamos apoyando la vida en el rural con ayudas y beneficios fiscales como los puestos en marcha por la Consellería de medio rural de la Xunta de Galicia, pero sobre todo, despejemos dudas sobre quién y porqué quema nuestros montes y  hagamos que recaiga sobre ellos la más severa de la condena que merecen. @EgeaPilar

 

 

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