No es malo ser de derechas pero el PP ha traicionado ese sentir de la política

Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. / Mundiario
Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. / Mundiario

Siento verdadera pena por muchos creyentes que ahora se sienten huérfanos de la representatividad política de su moral en la que yo también me eduqué, señala este autor.

No es malo ser de derechas pero el PP ha traicionado ese sentir de la política

Siento verdadera pena por muchos creyentes que ahora se sienten huérfanos de la representatividad política de su moral en la que yo también me eduqué, señala este autor.

 

La falta de autocrítica en los medios de comunicación afines a la derecha parece negar la evidencia del fracaso. Habrá otros intereses que mueven a estos tertulianos a vilipendiar una y otra vez a los dirigentes de Podemos, pero intuyo una clase de decepción personal en estos periodistas y columnistas que aún tratan de justificar la pérdida masiva de votos por una revolución judeomasónica incubada desde la Transición .

Lo verdaderamente triste es que muchos votantes conservadores, católicos, y cuyos actos en su vida personal han sido gobernados por la moderación, la austeridad y la moral, se ven huérfanos de una representatividad política que los ha traicionado con los frecuentes casos de corrupción. Ser de derechas no es malo, pero hay derechas que las carga el diablo y gran parte del PP pensaba que estaba legitimada a regentar la verdad dogmática de la fe y al mismo tiempo a corromperse sin que no hubiese ninguna clase de represalia.

Me crié en una familia católica que votaba, según venían los tiempos, a la derecha o a la izquierda. Siento pena por mis padres y por tantas gentes que creen firmemente en el mensaje evangélico de Cristo y que, de repente, comprueban a su alrededor que el fariseísmo y las corruptelas han minado sus vidas y la esperanza de sus hijos. Qué terrible. Mal lo tienen también muchos creyentes de izquierda, si no se soluciona rápidamente el problema andaluz. Malos tiempos para la lírica y malos tiempos para la fe.

 

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