De no existir triquiñuelas, Sandra Torres superaría a Jimmy Morales

Jimmy Morales y Sandra Torres.
Jimmy Morales y Sandra Torres

Los targets electorales de Sandra Torres y Jimmy Morales dan cuenta de una nación escindida, la estratificación en Guatemala también toca lo político electoral.

De no existir triquiñuelas, Sandra Torres superaría a Jimmy Morales

Los targets electorales de Sandra Torres y Jimmy Morales dan cuenta de una nación escindida, la estratificación en Guatemala también toca lo político electoral.

Los resultados electorales en la primera vuelta para elegir nuevo Presidente de la República, favorecieron en primero, segundo y tercer lugar, con un 23.85% al partido FCN Nación, 19.76 a la UNE y 19.64 a LÍDER respectivamente.   El resto de partidos se distribuyeron el 36.76% de manera muy dispersa.  La segunda vuelta electoral será entre Jimmy Morales y Sandra Torres.  La decisión de quién ocupará la silla presidencial, pareciera estar en la Guatemala rural.

Si sumamos la pública y abierta negativa del candidato Morales respecto a no concretar alianzas con ningún partido en segunda vuelta, y que su nicho electoral fue el antivoto urbano contra los políticos tradicionales (aderezado esto con un súbito sentimiento anti corrupción), podemos inferir que sin estructura nacional que alcance la Guatemala profunda, sin alianza con otros partidos, su voto no crecerá en demasía.  Por otro lado, la candidata Torres abiertamente ha mostrado su disposición a realizar alianzas con personalidades y partidos (un 36.76%), además, tiene una estructura partidaria capaz de penetrar el 19.64% obtenido por Manuel Baldizón, su nicho electoral es similar; sus posibilidades de crecimiento electoral son mayores.  A todo esto hay que sumar que la distancia entre primero y segundo fue realmente corta: 4.09%.

Si no hay ninguna componenda de los que mueven las piezas en el tablero de ajedrez político guatemalteco, Sandra Torres se perfila como la contendiente con más posibilidades de ganar la elección presidencial. Todo lo anterior nos deja una realidad nacional totalmente expuesta, somos un país dividido entre lo urbano y lo rural.  Las dinámicas sociales, económicas y culturales de estas dos realidades contrapuestas también se manifiestan en las urnas: la estratificación es igualmente patente en lo político electoral.

La diferencia de carácter sistémico entre el campo y la ciudad, produce dos tipos de ciudadanos, en lo urbano, uno hiperinformado y con más oportunidades  laborales, renta y riqueza.  Y por otro lado en el campo, en su mayoría, ciudadanos poco informados, con pocas oportunidades laborales, renta y riqueza.  Las estrategias de marketing para cada realidad son distintas.  A pesar del reconocimiento de marca del candidato Morales por sus antecedentes como comediante, su capacidad de acceder a las capas menos expuestas a la televisión le hacen cuesta arriba superar a la candidata Torres, quien construyó su marca a partir de la constante comparecencia en esa Guatemala profunda.

La representación tiene en la realidad política guatemalteca una interpretación eminentemente jurídica y no sociológica, lo que nos deja a merced de la formalidad amañada siempre por los dueños de las franquicias electorales y/o los dueños de la franquicia llamada Guatemala.  Creer que el reparto de los sufragios representa la opinión pública es confundir un medio que sirve para expresarla, entre muchos otros.  Lo testimoniado el día de las elecciones es normalmente deformado de muchas maneras por quienes buscan beneficiarse con el voto. Si la señora Torres no quiere que el resultado le sea contrario, deberá estar muy pendiente de todas las triquiñuelas posibles.

El escrutinio del 25 de octubre arrojará seguramente como resultado una nación escindida entre lo urbano y lo rural, entre la adulteración de la opinión pública por lo jurídico formal, la realidad política y la representación ciudadana.

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