Muchos catalanes ya no me quieren y debería haber una solución para eso

Ola independentista en Cataluña.
Ola independentista en Cataluña.

Más de dos millones de catalanes han dejado de quererme por ser español. No se si me odian todos pero ya no me quieren. Están convencidos de que la felicidad sólo está fuera de España.

Muchos catalanes ya no me quieren y debería haber una solución para eso

Más de dos millones de catalanes han dejado de quererme por ser español. No se si me odian todos pero ya no me quieren. Están convencidos de que la felicidad sólo está fuera de España.

No es un consuelo que Artur Mas y su socio Oriol Junqueras hayan engañado o mentido, ni siquiera si lo que hacen o dicen es ilegal o no, ni cómo acabe su proyecto, el caso es que toda esa multitud, aunque minoritaria, es demasiado grande como para que no me entristezca. Son más de dos millones de catalanes convencidos de que la felicidad sólo está fuera de España, que ellos son como Holanda o Suecia pero sin libertades, que no se les escucha, que se les expolia, que no respetamos su cultura. De nada vale que dentro de dos días España aporte más de mil millones de euros al vencimiento de sus bonos, ni que es probable que sin la ayuda del Estado que compra su deuda, estarían en quiebra, porque eso lo ven como una consecuencia de lo que aportan a Andaluces o Extremeños entre otros. Cierto es que aportan 7.500 millones al fondo de solidaridad y que si no lo hicieran sus arcas estarían mas saneadas si lograsen mantener sus ingresos, algo que está por ver, pero la solidaridad es el eje de toda la política europea y cuanto más rico, más pagas. En España no es diferente, no pagan los gobiernos, pagan los ciudadanos con sus impuestos, y el que más tiene más paga.

El hecho definitivo, el que me apena, es que tanta gente quiera irse aunque no lo logren, y que estén convencidos de que los culpables de todos sus males seamos el resto de españoles. Da igual como les han convencido de eso o por qué no hemos sido capaces de convencerles de lo contrario. Es un sentimiento que hace daño y que debemos reconducir entre todos.

Veo con frustración como, frente a ese sentir que anima a esta ingente cantidad de catalanes, los partidos que ven las cosas diferentes (PSC-PSOE, Podemos, IU, PP, UPyD, Ciudadanos y diversas agrupaciones de ciudadanos) no sean capaces de hablar entre sí y consensuar un modelo atractivo donde Cataluña quepa y sus habitantes se sientan orgullosos de pertenecer a España. Fácil no es porque este tema es recurrente y nunca se ha logrado solucionar bien, pero el espectáculo de ver a toda la opsición, al secesionismo, echándose las culpas unos a otros para tratar de robarse los votos y mostrarnos sus miserias, es muy triste. Saben que ninguno de ellos va a ganar, saben que cada uno ofrece un modelo distinto que no es ilusionante por su propia división, y no hacen nada por buscar un punto de encuentro que mostrar como alternativa. Actúan como si esos más de dos millones de catalanes podrán seguir viviendo sometidos al poder de las mayorías y la legalidad imperante. 

Todos los partidos ofrecen cambios, pero cada uno el suyo, bien diferenciado para arañar votos al contrario cuando los votos tendrían que ganarlos en el bando independentista, con argumentos y convenciendo, porque muchos españoles no vemos una solución en que Cataluña siga en España, queremos además que estén orgullosos de seguir, que nos quieran, que pensemos que juntos somos más fuertes y que sus sentimientos, los que han desarrollado desde el rechazo de su Estatut por el Tribunal Constitucional, pueden cambiar porque vamos a modificar todo lo necesario para que todos nos sintamos iguales, aunque hablemos distintas lenguas. Cataluña es como un hijo al que le preguntamos porqué llora y tratamos de dar explicaciones o alternativas para que comprenda que siempre hay voluntad de que todos seamos felices.

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