La Convención del PP en Valladolid presentó a un Rajoy gallardo y directo

Mariano Rajoy. / Twitter
Mariano Rajoy. / Twitter

Es verdad: la Convención Política del Partido Popular presentó a un Mariano Rajoy gallardo y directo, pero la credibilidad solo se recupera con hechos tangibles. ¿O no?

La Convención del PP en Valladolid presentó a un Rajoy gallardo y directo

En la Convención Nacional del PP, celebrada este pasado fin de semana, en Valladolid, se dijeron cosas importantes. Comenzó la Secretaria General del partido:”Hay quienes se quedaron anclados en el pasado” y ”todos los que creemos en una libertad avanzada estamos en el PP”, para añadir que  ante las europeas “está el PP o la nada”. Tiene razón y talla, la señora de Cospedal. Ni por su izquierda hay algo sólido ahora mismo; ni por su derecha, algo consistente. Los que se fueron-¡afortunado el PP!- abren la puerta a los muchos que lleguen del centro, que es el auténtico caladero. Pronto se darán cuenta los de VOX y los de UPyD, que lejos de sus orígenes, hace mucho frio. “Los españoles no quieren aventuras estrafalarias ni extremas”, según la Secretaria General.

El trabajo, a juzgar por las crónicas, no defraudó ni a los de dentro y ni a los de fuera, entendiendo por estos últimos, no a los del PP que no asistieron, si no a la mayoría de españoles que ya están hartos de tanta extravagancia; de tanta manifestación y de tanta corrupción, tapada cínicamente, en casi todos los pueblos de España y que afecta a hombres y mujeres de todas las fuerzas políticas tanto del arco parlamentario como de fuera del mismo. Basta, para ratificarlo, la lectura de las informaciones, de los últimos días, sobre la Pokémon, en Galicia; de los ERES, en Andalucía; de la Gürtel, en Madrid, Valencia, etc. y otras muchas, sin olvidar la sentencia del TSJG sobre el marido de la conselleira de Sanidad, a la sazón, responsable del Sergas, y  las guerras socialistas de Ourense y Ferrol. ¡Todo un papelón para Feijoo y Besteiro! La coherencia obliga, de ahí que el relevo de la afectada y el cese de los implicados, estén próximos.

Los acuerdos adoptados en esta Convención de los Populares demuestran que se ha trabajado duro, al menos sobre el papel, para recuperar la confianza de aquellos españoles, que son millones, que se sintieron defraudados por no haber hecho nada de lo prometido y demasiado ( se subieron los impuestos cuarenta veces en dos años) de lo no previsto. Quienes configuraron el guión de la misma y el programa de sus actividades, sabían perfectamente  lo querían, incluso, cuando el propio presidente, del Gobierno de España y del PP nacional, Rajoy, lanzaba un tremendo derechazo a la mandíbula de Rubalcaba, que le hacía besar la lona:”¿Tan poco te preocupa el futuro de la gente como para sembrar lo que menos necesita España, desánimos e incertidumbres?”, para seguidamente acusarle de “ si, además, tu eres parte destacada de ese calvario, o te callas o reconoces el mérito de la gente”.” No les digas- continúo Rajoy en la clausura- que se sacrificaron en balde. No les ocultes la verdad de la recuperación como les ocultaste la del hundimiento”. Un acierto para animar el graderío.

Después de tal ataque, presentando a los suyos y al resto de los españoles, el Rajoy, gallardo y directo, que querían ver, también con los catalanes, la respuesta del líder socialista no podía ser más timorata políticamente:” explique y no mande callar a los demás”. Salió a arroparle, desde Cataluña, Susana Díaz: “No sé si están teniendo un cónclave, una convención o un encuentro en Valladolid, donde llevan tres días intentando explicarnos que no se han peleado”. Pobre respuesta la de una aspirante a líder nacional. Pero ¡ojo!, por muy irrecuperable que parezca la debilitada y dividida oposición y por muy fuerte que el PP salga de este encuentro, si no hay cumplimiento expreso de la requeteanunciada bajada de impuestos; si no hay castigo severo para los corruptos con su separación de la vida política activa y la devolución de lo defraudado; si no hay una clara disminución del gasto improductivo, una tangible reducción del paro y una sustancial mejora de la sanidad y de la educación, la Convención no habrá servido de nada. La confianza solo se pierde una vez, por más que diga Rajoy, que “es España la que se va a llevar la crisis por delante, gracias al esfuerzo de todos los españoles”. Es el momento de los hechos para recuperar la credibilidad.

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