El ecologismo afea el para otros acuerdo histórico contra el cambio climático

Cumbre del Clima en París. / Mundiario
Cumbre del Clima en París. / Mundiario

El acuerdo de casi todos los países en París trata de limitar el aumento de temperatura y busca una financiación de 100.000 millones de dólares anuales.

El ecologismo afea el para otros acuerdo histórico contra el cambio climático

Los 195 países reunidos desde hace dos semanas en la Cumbre de París han llegado a un acuerdo contra el calentamiento global, el primer pacto “universal de la historia de las negociaciones climáticas”, según destacó el presidente francés, François Hollande. El pacto fija techo a las emisiones de gases de efecto invernadero y establece un sistema de financiación. El ecologismo afea el para otros acuerdo histórico contra el cambio climático, que trata de limitar el aumento de temperatura y busca una financiación de 100.000 millones de dólares anuales.

Para Ecologistas en Acción el acuerdo alcanzado en la cumbre del clima de París es decepcionante e insuficiente al carecer de herramientas necesarias para luchar con eficacia contra el calentamiento global y al desoír las luchas ciudadanas que ya están haciendo frente al cambio climático. A su juicio, se ha perdido una oportunidad de reforzar e internacionalizar un cambio de modelo basado en las renovables, que mantenga bajo tierra el 80% de los recursos fósiles, frene la industria extractivista y se ajuste a los límites planetarios. Se ha optado en cambio por consagrar la mercantilización del clima y las "falsas soluciones", denuncia el cologismo.

La justicia climática, la descarbonización, la financiación adecuada, los derechos humanos, la perspectiva de género, los refugiados climáticos… son muchos los puntos fundamentales que han quedado fuera del texto final, según Ecologistas. Además, en su opinión, se ha optado por la fórmula con menor fuerza legal (acuerdo) para un texto "peligrosamente vago" y abierto, en el que los compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero no son vinculantes. "La revisión de los compromisos se hará demasiado tarde, cuando estemos cerca de haber emitido ya una cantidad de gases de efecto invernadero que implicaría superar el límite de 1,5 grados", explican desde Ecologistas en Acción. 

La fundamental meta de la descarbonización de las economías ha acabado en una vaga referencia a la necesidad de alcanzar el pico de emisiones "lo antes posible" y de "un equilibrio entre las emisiones antropogénicas y las fuentes y absorciones por sumideros de los gases de efecto invernadero". Es decir, se confía el cumplimiento de los compromisos a la compensación de las emisiones, en vez de a su reducción significativa, por medio de un cambio en la forma de producir y consumir.

El texto no contempla las emisiones generadas por el transporte aéreo y marítimo, abre la puerta a trucos contables en el cálculo de las emisiones y deja sin amparo luchas como la desinversión en combustibles fósiles y el freno del fracking y las arenas bituminosas. 

Para los ecologistas, el acuerdo mantiene además los mecanismos de mercantilización del clima inscritos en anteriores tratados, como los mercados de carbono, que favorecen la especulación y la política del talonario frente a los esfuerzos reales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Tampoco hay mecanismos garantistas para la financiación. La provisión de fondos para la adaptación a los países más vulnerables ha quedado relegada a una decisión de la cumbre, no al acuerdo vinculante, lo que posibilita una vuelta atrás en el futuro. Además, gran parte de esta financiación podrá ser usada para impulsar las citadas falsas soluciones, como la geoingeniería o la captura y almacenamiento de carbono, lo que supone una gran traba al desarrollo de las energías renovables.

Desde el punto de vista oficial se trataría, en cambio, de un texto que ha sido debatido en las últimas horas y que busca limitar el aumento de la temperatura media del planeta, fija techo a las emisiones de gases de efecto invernadero y establece un sistema de financiación para que los países con menos recursos puedan adaptarse a los efectos del cambio climático.

Elementos interesantes
Los elementos más interesantes figuran sólo en el preámbulo, es decir, en la parte declarativa que carece de fuerza legal. Es el caso de la apelación a "muchos mayores esfuerzos de reducción" de las emisiones. Esto convierte el acuerdo en algo más parecido a una declaración de intenciones que a un texto a la altura del reto que supone el cambio climático, en clara contradicción con el origen de las negociaciones climáticas y el propio sentido de las Naciones Unidas. Para Ecologistas en Acción, los líderes mundiales han apostado en París por el mismo modelo devorador de recursos que ha traído a la situación actual y dirige al colapso ambiental. Se muestra una vez más que muchos ciudadanos y ciudadanas tienen claro cuál es el camino a seguir, mientras que estos marcos de negociación desoyen esas voces continuamente y carecen del liderazgo necesario ante el mayor reto del siglo XXI. 
No es momento de bajar los brazos ni de caer en el pesimismo en la lucha contra el cambio climático. Para Ecologistas en Acción, lo sucedido en París muestra la necesidad de seguir presionando para que se tomen las medidas necesarias, frente a un acuerdo que nos condena de momento a un aumento de más de tres grados de temperatura. También subraya la importancia del empoderamiento del cambio impulsado por la ciudadanía frente al calentamiento global, con miles de luchas, como las articuladas contra el TTIP, el fracking o la energía nuclear. Se ha cerrado una ventana, pero la puerta de la ciudadanía, la calle y las luchas cotidianas está más abierta que nunca. Experiencias como la agroecología, la soberanía alimentaria, la movilidad sostenible y la desinversión en combustibles fósiles pondrán en evidencia la falta de ambición de los líderes políticos. Solo un cambio genuino en el modelo de producción y consumo mitigará de forma eficaz el calentamiento global, concluye Ecologistas en Acción.

 

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