La complicada gobernabilidad de las ciudades gallegas

Miembros de En Marea. / Instagram @enmareagal
Miembros de En Marea. / Instagram @enmareagal

La falta de sintonía que se registra entre las Mareas, PSdG y BNG alimenta un clima social poco favorable a las expectativas de una colaboración futura entre estas fuerzas.

La complicada gobernabilidad de las ciudades gallegas

El proceso de elaboración y aprobación de los presupuestos de las siete ciudades gallegas, situó en el primer plano de las prioridades mediáticas el problema de gobernabilidad de las mismas.Los resultados de los comicios de Mayo de 2015 sólo proporcionaron la mayoría absoluta a la candidatura encabezada por Abel Caballero en Vigo.En los demás casos, la investidura de los alcaldes de Ferrol, A Coruña, Santiago, Ourense y Pontevedra y de la alcaldesa de Lugo sólo fue acompañada de un acuerdo de gobierno conjunto en el caso de Ferrol.En los restantes no hubo pactos explícitos y permanentes que hubiesen permitido asegurar, desde lo comienzo, la mayoría necesaria para aprobar los presupuestos de la institución municipal.

Las dificultades derivadas de esa carencia de pactos afectaron a todas las fuerzas políticas aunque la mayor parte de los medios de comunicación han centrado su atención -y la mayor carga de las críticas de sus analistas habituales- en los gobiernos donde están presentes “Marea Atlántica”, “Ferrol en Común” y “Compostela Aberta”. Para semejantes observadores, Ourense prácticamente no existe y el alcalde del PP que preside esa Corporación no asume la correspondiente responsabilidad por la inexistencia de presupuestos y por la incapacidad en la adopción de medidas de impacto estructural en el desarrollo de la ciudad. Esta singularidad informativa encaja adecuadamente con la estrategia establecida por la dirección del PPdG después de la victoria del pasado 25 de Septiembre: reconquistar el gobierno de las ciudades, sobre todo de aquellas administradas por las Mareas.

Para tratar de conseguir semejante objetivo Feijoo está aprovechando cualquier circunstancia que permita sembrar dudas sobre la capacidad de gobierno de los equipos municipales y sobre la viabilidad futura de los mismos.La falta de sintonía o la división reiterada que se registra entre las Mareas, el PSdG y el BNG alimenta un clima social poco favorable a las expectativas de una colaboración futura entre las fuerzas que conforman, hoy, la oposición en la Cámara del Hórreo.

La fuerza electoral conseguida por las Mareas en el 2015 -sobre todo en las tres ciudades de la provincia de A Coruña- puede explicar la reacción defensiva de aquellas organizaciones -PSdG y BNG- que vieron emigrar una parte relevante de sus apoyos electorales cara estas nuevas formaciones.También es conocida la tradicional resistencia de los dirigentes socialistas a compartir gobiernos que no son encabezados por personas pertenecientes a su sigla.Pero el volumen de coincidencias programáticas y el interés común de cortocircuitar un hipotético avance del PP en el 2019 ofrecen incentivos muy sólidos para buscar una colaboración permanente entre las tres organizaciones.Porque, una de dos: o, en la próxima cita electoral municipal, el partido de Feijoo consigue la hegemonía que anda buscando o tendrá que existir un acuerdo de gobernabilidad solvente entre los grupos de la izquierda y del nacionalismo.Mas aún: para que en el 2020 exista alguna posibilidad creíble de relevo del PP en la Xunta será condición imprescindible un entendimiento plural en los ayuntamientos.Alguien podría acreditar en la viabilidad de un gobierno alternativo en San Caetano si perviven las situaciones de conflicto y desencuentro que hoy se viven en una buena parte de las ciudades gallegas?

El Partido Socialista deberá solventar la duda que está en el escenario político desde la abstención que posibilitó la investidura de Rajoy: prefiere compartir la oposición municipal con el PP para erosionar el gobierno de las Mareas o está dispuesto a buscar aquellas fórmulas que aseguren una colaboración constructiva hasta el 2019? La resolución de este dilema tendrá una gran trascendencia en la evolución de la política gallega en los próximos años.

Suso Veiga

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