¿El cinismo de Ábalos, una cualidad para el PSOE, de uso ordinario?

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El presidente Sánchez con José Luis Ábalos.
El cinismo forma parte de la “dispatía” (lo contrario de la “empatía), en cuanto que el cínico se burla de los otros, banalizando sus actos o negando sus consecuencias, pese a que sean evidentes
¿El cinismo de Ábalos, una cualidad para el PSOE, de uso ordinario?

El 22 de enero de 2018, el Secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, decía: “Los independentistas no pueden ser en ningún caso aliados nuestros, ni para una moción de censura. Nos apremiaron a que fuera antes del 1 de octubre y no encontraron más que nuestro rechazo, porque nosotros no tenemos tal ansia de gobernar a cuenta de la unidad de nuestro país. No es posible presentarse a una moción de censura con esos apoyos”.  Ábalos, en una declaración pública fue más allá, al insistir en que los principios sobre los que se asentaba en PSOE sobre la sociedad, el Estado, la Constitución y el concepto mismo de España eran absolutamente incompatibles con los que sustentaban al independentismo de modo tan insuperable que no era posible hallar un punto de encuentro.

En el siglo V antes de Cristo, un filósofo griego, llamado Antístenes, fundó una doctrina que se caracteriza por el rechazo de los convencionalismos sociales y de la moral comúnmente admitida. Su más aventajado discípulo fue Diógenes. Hoy en día se tiene por cínica a la persona que miente con descaro y defiende o practica de forma descarada, impúdica y deshonesta algo que merece general desaprobación. Según el DRAE, cinismo se define como “desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables”. En el Diccionario Filosófico leemos: Condición del hombre que se caracteriza por el franco desprecio de las normas de moral. En la Grecia antigua (siglo IV AC.), existía la escuela de los “kínikos” (o cínicos), que desdeñaban las costumbres y la cultura. Llevaban su desprecio por las normas de conducta hasta la infracción del decoro. Más tarde empezó a dar el nombre de cínicos personas que de manera desvergonzada hacían caso omiso de las normas de la moral y de la decencia, vulgarizaban y trivializaban lo íntimo”.

Ábalos es un cínico de libro, cuyo comportamiento encaja en los cuatro grandes campos de estudio de la psicología, a la luz de su comportamiento cotidiano en política. Una vez descrito el comportamiento, la psicología trata de explicarlo; es decir, exponer las razones que hacen que una persona se comporte de un determinado modo. ¿Por qué una persona actúa de una manera determinada? En este sentido, se estudia lo que es el modo natural de ser de una persona, lo que incluye entre otras teorías la del “apego”.

En el caso de personas como Ábalos, la psicología es predecible. La estadística denota que en determinadas situaciones se va a comportar como era de prever. En política, la amoralidad es una de las condicionantes que hace que el cínico se muestre como tal sin que podamos sorprendernos. Este es especialmente preocupante cuando el sujeto tiene poder. Acabamos de verlo. Ábalos ha ofrecido varias versiones diferentes de sus actos con respecto a la entrevista y acogimiento a la ministra venezolana Edelcy Rodríguez, y sin rubor se muestra prepotente y osado para decir que viene para quedarse y que nadie puede cuestionar sus actos. Sería absurdo que pretendiéramos ahora entrar en la cuarta fase del proceso, en cuanto a que tales conductas se modificaran, porque falta la voluntad de quien es cínico como parte esencial de su personalidad. Para personajes como Ábalos el cinismo es una cualidad, no un defecto.

Para la psicología, el cinismo forma parte de la “dispatía” (lo contrario de la “empatía), en cuanto que el cínico se burla de los otros, banalizando sus propios actos o negando sus consecuencias, pese a que sean evidentes, como es el caso. Del mismo modo que en el ámbito de la comunicación se acepta comúnmente la exageración publicitaria, se viene tratando, de modo relevante en España, de que la sociedad acepte que el cinismo sea una herramienta de la política.

Algunos analistas consideran que el cínico compulsivo posee un trastorno de personalidad que lo hace ser como es, sobre todo, si tiene éxito social y la gente lo acepta o dispone de una posición desde la que puede mentir sin que tenga consecuencias, salvo la crítica sin más efectos, al resguardo de la propia posición que se ocupa en el poder o la sociedad. Es lo que se llama “cinismo conductual”. En estos momentos tenemos notable ejemplos aparte del de Ábalos.

Es curioso que, en ese sentido, los cínicos actuales cabalgan sobre una falsa cita de Maquiavelo, ya que la frase de que “El fin justifica los medios”, se refería a la práctica del mal Príncipe, ya que la verdadera virtud del bueno debería ser la prudencia. La simulación de la mano del cinismo se ha convertido en una herramienta descaradamente presente en el ruedo de la política española, por lo que resulta especialmente chocante que miembros de un partido que presume de honradez como divisa aparezcan sujetos como el citado señor Ábalos y otros. Y todos tan felices. @mundiario

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