Los casos de 'enchufismo' de Vigo y los miles que se producen en España son una indecencia

Manifestación contra la corrupción y el enchufismo en España.
Manifestación contra la corrupción y el enchufismo en España.

Constituyen un atentado a la igualdad de oportunidades, regla de oro de la democracia, que ha sido secuestrada por una banda de políticos, según denuncia este colaborador. 

Los casos de 'enchufismo' de Vigo y los miles que se producen en España son una indecencia

Siempre hubo casos de nepotismo en las administraciones públicas donde, de acuerdo con el viejo dicho tan galaico, "o que ten padriño, bautiza". Pero nunca como ahora los políticos acapararon tantas ceremonias bautismales apadrinando a sus parientes y afines.

El penúltimo ejemplo -el último seguramente estará ocurriendo ahora mismo- es la lista de enchufados en el "área de empleo" que controlan la alcaldía y la agrupación socialista de Vigo, dónde están colocados nada menos que veintiún familiares de altos cargos -hijos, nueras y yernos, cuñados, sobrinos, primos y demás familia- según la relación que dio a conocer el ex regidor de aquella ciudad, Carlos Príncipe.

La denuncia de Príncipe -que debió haber presentado antes ante otros órganos competentes, sin excluir la justicia- es un síntoma de la enfermedad del enchufismo que invade a todo el cuerpo administrativo del país. Las administraciones central y autonómicas, las diputaciones -no solo la de Ourense- y los ayuntamientos están llenos de familiares y amigos disfrazados de cargos de confianza y asesores contratados sin pudor, solo con "el aval del libro de familia" mientras la oposición mira para otro lado, porque los que ahora están en esa bancada hicieron lo mismo antes cuando gobernaron y lo volverán a hacer cuando recuperen el poder. Así entienden los políticos la gestión pública de los recursos humanos, una entente cordial "hoy por ti y mañana por mí".  

Nadie niega a los familiares de los políticos el derecho a ocupar puestos en las administraciones, ¡faltaría más!. Pero es de justicia exigir que "los parientes" opten a esos puestos de trabajo -que pagamos con nuestros impuestos- compitiendo con el resto de los mortales. Los casos de Vigo y los miles que se producen en todo el país son una indecencia y un atentado a la igualdad de oportunidades, regla de oro de la democracia, que ha sido secuestrada por una banda de políticos que, empleando a sus familiares a dedo, arrebatan a otros jóvenes la oportunidad de pelear por un empleo con el aval de su mérito y de su esfuerzo, que es lo único que tienen. 

No es esta una cuestión menor, es una forma de corrupción y una perversión de la democracia por parte de muchos que se dicen abanderados de la igualdad, que practican el nepotismo con total impunidad amparados por una mayoría que creen que les concede poderes que el rigor en la gestión no otorga. Seguramente no es políticamente correcto decirlo, pero hasta en tiempos de la dictadura se guardaba más las formas.

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