¿Aparte del uso de "rey honorífico" (no emérito), Juan Carlos I perdería el aforamiento?

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Juan Carlos I.
Es absurdo retirar a Juan Carlos I la condición de "rey emérito" porque tal cosa nunca existió, sino el tratamiento de rey honorífico y un aforamiento que el presidente Congreso que lo otorgó calificó de "chapuza".
¿Aparte del uso de "rey honorífico" (no emérito), Juan Carlos I perdería el aforamiento?

¿Cómo van a retirarle a Juan Carlos I un título o tratamiento que nunca la fue concedido ni otorgado, que no está consignado como tal en parte alguna, pese al uso generalizado que se hace del mismo? Juan Carlos nunca ha sido “rey emérito”, sino que se le otorgó el tratamiento protocolario de “rey honorífico” y se le colocó detrás de las infantas, sus nietas, en el ordenamiento oficial de protocolo del Estado. Por eso, es preciso concretar que, entre las medidas para salvar el escándalo de sus trapacerías fiscales, tras la pretendida regulación actual, se le pretende a la condición de un simple ciudadano común, retirándole el tratamiento ¿y el aforamiento? Esa es la cuestión. A Juan Carlos le fue retirada por su hijo su asignación como miembro de la Familia Real y toda función dentro de la misma, como cortafuegos a la fase anterior del escándalo de sus cuentas en paraísos fiscales y otros enredos parecidos.

El 19 de junio de 2014 entró en vigor el Real Decreto 470/2014, de 13 de junio, por el que se modifica el Real Decreto 1368/1987, de 6 de noviembre, sobre régimen de títulos, tratamientos y honores de la Familia Real y de los Regentes. Se añadió la disposición transitoria cuarta que dice:

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Pedro Sánchez defiende la Corona.

“Don Juan Carlos de Borbón, padre del Rey Don Felipe VI, continuará vitaliciamente en el uso con carácter honorífico del título de Rey, con tratamiento de Majestad y honores análogos a los establecidos para el Heredero de la Corona, Príncipe o Princesa de Asturias, en el Real Decreto 684/2010, de 20 de mayo, por el que se aprueba el Reglamento de Honores Militares. Doña Sofía de Grecia, madre del Rey Don Felipe VI, continuará vitaliciamente en el uso con carácter honorífico del título de Reina, con tratamiento de Majestad y honores análogos a los establecidos para la Princesa o el Príncipe de Asturias consortes en dicho Real Decreto”. O sea, nada de “emérito”, como se ve. En el orden de precedencia de los Reyes uan Carlos y Sofía en el Ordenamiento General de Precedencias del Estado, aprobado por el Real Decreto 2099/1983, de 4 de agosto, quedaban el inmediatamente a continuación de los descendientes del Rey Don Felipe VI.

El Gobierno decía que no dejaría de ser “emérito”

Hace apenas dos semanas, en respuesta a la pregunta formulada por el senador de Compromis Carles Mulet, el Gobierno “descartaba la posibilidad de retirar el título de rey emérito que tiene Juan Carlos I desde su abdicación como jefe del Estado, alegando que este tratamiento honorífico está en línea con los precedentes históricos y la costumbre de otras monarquías”. Durante una comparecencia en la Comisión Constitucional, el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Antonio Montilla, defendió que los actos del monarca Juan Carlos I “no requieren refrendo alguno puesto que no desarrolla ninguna función constitucional tras su abdicación como jefe del Estado”.

Pero los acontecimientos se han precipitado de modo inesperado. Fue la emisora oficial del Estado, Radio Nacional de España la que lanzó la noticia de que el rey honorífico, quería volver a España “quería volver a España a toda costa” y a su antigua residencia en el Palacio de la Zarzuela. Ello dio lugar a que trascendieras que la Presidencia del Gobierno y la Casa Real vieran el modo de “vestir al santo” para reducir el impacto que ante la opinión pública producen las trapacerías fiscales de Juan Carlos, sobre todo tras al tratamiento insólito de Hacienda que le advirtió previamente de los riesgos de no ponerse al día en sus obligaciones como cualquier ciudadano. Una de las medidas precautorios sería que la Casa Real pida al Gobierno el citado Real Decreto que en 2014 le otorgó el tratamiento honorífico de Rey. No de Rey emérito.

Tres líneas de investigación abiertas

La Fiscalía del Supremo mantiene abiertas tres líneas de investigación contra el emérito. Una, sobre una supuesta cuenta en Suiza presuntamente atribuida al monarca y el posible cobro de comisiones por las obras del AVE a La Meca (Arabia Saudí); otra, la que es objeto de la regularización sobre el uso de tarjetas opacas; y una tercera, incoada tras un informe del Servicio Ejecutivo de la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias (Sepblac).

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Pedro Sánchez siempre se llevó bien con Juan Carlos I.

Y está la cuestión del aforamiento. ¿Sería también despojado de este privilegio? Este asunto tiene también su lamentable historia:  Que el propio presidente en aquel momento del Congreso de los Diputados, Jesús Posada, dijera que el aforamiento de Juan Carlos I fue una “chapuza”, aunque luego pretendiera matizarlo, es suficientemente expresivo del modo en que se llevó a cabo el proceso de resguardo del rey honorífico, tras su abdicación. Pero a Juan Carlos I, luego de sus andanzas de comisiones y fundaciones le sirve para dejarlo a cubierto, al menos por ahora, pese a que la fiscalía del Supremo, por estar aforado, investigue el feo asunto de las comisiones del Ave a la Meca No tuvo la misma suerte por sus trapacerías en el presidente de Francia, Chirac, que fue juzgado y condenado por sus responsabilidades anteriores, como alcalde de París, y los casos de corrupción de esa etapa de su biografía. Pero Francia es una República.

Por otro lado, de modo reiterado la Mesa del Congreso ha rechazado, en plena polémica sobre una posible investigación al rey honorífico todas las propuestas a la izquierda del PSOE para que compareciera en la Cámara. PSOE, PP y Vox se han opuesto, mientras que Unidas Podemos estaba a favor. Tanto el PSOE como el PP se oponen siempre a cualquier iniciativa que suponga investigar las actividades de Juan Carlos I.

Cuando llamaba a ser ejemplares

Cuando Juan Carlos llamaba a la ejemplaridad El 24 de diciembre de 2013, al finalizar su tradicional discurso de Navidad, Juan Carlos I dijo a los españoles:

“Esta noche, al dirigiros este mensaje, quiero transmitiros como Rey de España: En primer lugar, mi determinación de continuar estimulando la convivencia cívica, en el desempeño fiel del mandato y las competencias que me atribuye el orden constitucional, de acuerdo con los principios y valores que han impulsado nuestro progreso como sociedad. Y, en segundo lugar, la seguridad de que asumo las exigencias de ejemplaridad y transparencia que hoy reclama la sociedad”.

El chapucero aforamiento

Tras su abdicación el aforamiento de Juan Carlos I, su esposa y su nuera, fue incluido en lo que el Gobierno tenía más a mano, la Ley Orgánica 4/2014, de 11 de julio, complementaria de la Ley de racionalización del sector público y otras medidas de reforma administrativa por la que se modifica la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial. Se incluyó un nuevo artículo 55 bis con la siguiente redacción:

Además de las competencias atribuidas a las Salas de lo Civil y de lo Penal del Tribunal Supremo en los artículos 56 y 57, dichas Salas conocerán de la tramitación y enjuiciamiento de las acciones civiles y penales, respectivamente, dirigidas contra la Reina consorte o el consorte de la Reina, la Princesa o Príncipe de Asturias y su consorte, así como contra el Rey o Reina que hubiere abdicado y su consorte.

Fue premonitorio, como si ya alguien pensara en el futuro que las andanzas del ex Rey nos iban a procurar. @mundiario

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