Angela Merkel no ha dado la espalda a la idea de una Alemania europeizada

Angela Merkel.
Angela Merkel, cada vez más presionada por su socios europeos.

La canciller alemana Angela Merkel modula en su campaña electoral para la reelección cualquier tema controvertido de la política europea que pueda poner en riesgo su reelección.

Angela Merkel no ha dado la espalda a la idea de una Alemania europeizada

Leemos unas reflexiones ante las próximas elecciones en Alemania del filósofo alemán Jürgen Habermas en El Pais. Dice Habermas que “Europa se encuentra en situación de emergencia y el poder político está en manos de quien decide qué temas pueden llegar a la opinión pública. Alemania no baila sino que dormita sobre el volcán”.

La República Federal, que por la fuerza de los hechos viene asumiendo el liderazgo en la Unión Europea, afronta las próximas elecciones al Busdestag (Parlamento) en una situación extraordinaria en la historia de Europa.

En tiempos electorales se suelen atenuar las ideas del fortalecimiento de Europa y, cada pais, cada partido, no quieren abordar la prioridad de asuntos como la unión bancaria, la unión fiscal y finalmente , la unión política. Así, al parecer, la canciller alemana Angela Merkel modula en la campaña electoral cualquier tema controvertido de la política europea que pueda poner en riesgo su reelección.

Y, sin embargo, los ciudadanos están desencantados, preocupados, cuando no indignados; en una democracia el electorado debería ser confrontado a una serie de alternativas, con explicación de sus costes y beneficios en todos los ámbitos, desde el individual al colectivo, local, nacional y europeo.

El octogenario catedrático aboga por una “democracia supranacional” y lamenta que la Unión Europea parece encaminarse más hacia una “tecnocracia” en la que los ciudadanos no son partícipes.

Habermas cita al historiador Ludwig Dehios quien dijo que “Alemania es demasiado débil para dominar el continente pero demasiado fuerte para integrarse” y Wolfgan Schäubel, el ministro de economía del gobierno de Merkel enfatiza, para consumo externo,  que “no queremos una Europa alemana”,  pero al mismo tiempo Alemania, gracias a su poder económico y demográfico, impone duras políticas de austeridad de dudosa eficacia a los demás paises del euro, con las consecuencias dramáticas conocidas.

Lo que también alarma a Habermas es que la presión que se ejerce sobre Francia pueda romper el equilibrio político entre los dos paises. Helmut Schmitd decía que no se puede hacer nada sin Estados Unidos pero tampoco nada es perdurable en Europa sin Francia.

Desde Adenauer a Kohl, los sucesivos gobiernos alemanes han sabido mantener el equilibrio y los europeos han vivido el período más espectacular de crecimiento, progreso y paz social desde hace siglos en un espacio donde los valores de la libertad y la dignidad humanas que caracterizan a la Europa de los últimos 50 años siguen siendo el sueño de la mayoría de la humanidad.

Angela Merkel no ha dado la espalda a la idea de una Alemania europeizada. Pero los hechos son preocupantes. ¿Las élites políticas, económicas y culturales de la Alemania de hoy estarán a la altura de sus antepasados para asumir sus responsabilidades en la coyuntura histórica actual?

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