Adiós al luchador social griego Manolis Glezos, un héroe homérico

Manolis Glezos. / Twitter
Manolis Glezos. / Twitter

El militante y político de izquierda combatió a los nazis y a la dictadura de los coroneles y se opuso a las medidas de austeridad impuestas a su país.

Adiós al luchador social griego Manolis Glezos, un héroe homérico

Manolis Glezos, un héroe de la resistencia griega contra los nazis y contra las dictaduras, nos dijo adiós el 30 de marzo. Tenía 97 años. Una larga vida dedicada a combatir las injusticias, a defender a su pueblo, a luchar por los humildes, a exigir la paz mundial y un mundo mejor. Una vida heroica durante la cual sufrió años de cárcel, exilio y persecuciones. Nunca claudicó. Nunca renunció a sus ideas de izquierda, a su posición de solidaridad con la gente común, con los desposeídos, con las víctimas de los dictadores y de los ambiciosos.

Cuando era un muchacho, durante la ocupación alemana de Grecia, trepó con Santas Apostolos a la Acrópolis de Atenas para quitar la bandera nazi que los invasores habían colocado en lo alto de la milenaria ciudadela. Los nazis los condenaron a muerte in absentia, después que los osados jóvenes escaparon tras la hazaña, que inspiró a otros movimientos de resistencia contra la ambición hegemónica de Hitler.

Glezos fue capturado el año siguiente por los invasores y sometido a torturas, hasta que logró huir. En su agitada vida de luchador se sucedieron los arrestos, las condenas y las fugas. Glezos combatió contra los nazis, luchó contra la monarquía en la contienda civil que sucedió a la Segunda Guerra Mundial, se enfrentó a la dictadura de los coroneles y denunció sus crímenes, como la masacre de los estudiantes de la Universidad Politécnica de Atenas en 1973, atropellados por los tanques del ejército.

En 1951, aun cuando estaba en la cárcel, Glezos fue elegido miembro del Parlamento Helénico por la agrupación comunista Izquierda Democrática Unida (EDA). Tras su elección, Glezos se declaró en huelga de hambre para exigir la liberación de diputados de su partido, que estaban encarcelados o desterrados, y la levantó cuando siete quedaron en libertad.

Durante su activa vida política, Glezos fue electo diputado al Parlamento Helénico varias veces, fue miembro del Parlamento Europeo y fue alcalde del pueblo donde nació, Apiranthos, en la isla de Naxos, entre 1986 y 1989. Allí llevó a cabo un experimento democrático en el cual los ciudadanos eran los que tomaban las decisiones, no el gobierno.

Nunca dejó de luchar y de ayudar a la gente. En 2007, aunque ya rondaba los 85 años, colaboró personalmente en el combate contra los incendios forestales en el Peloponeso. El 9 de marzo de 2010, participó en una protesta en Atenas contra las rebajas de salarios, en la cual varios policías le lanzaron gases lacrimógenos a la cara. Glezos tuvo que ser hospitalizado tras el cobarde ataque de los gendarmes contra un hombre de 88 años. En febrero de 2012, junto al compositor y activista griego Mikis Theodorakis estuvo al frente de las manifestaciones en Atenas contra las medidas de austeridad impuestas a Grecia.

En la Acrópolis ateniense hay una lámina de bronce, colocada en 1982, que recuerda la acción heroica de Glezos y Apostolos al quitar del asta la bandera de la cruz gamada. El texto dice: “En la noche del 30 de mayo de 1941 los patriotas Manolis Glezos y Apostolos Sanda arrancaron la bandera de la ocupación nazi de la roca sagrada de la Acrópolis. Colocada por la Resistencia Nacional Unida 1941 – 1944”.

Combatiente antinazi, adversario de la dictadura militar, defensor del pueblo, del demos, opositor a las medidas de austeridad contra la población decretadas por el despiadado sistema financiero internacional. Luchador de izquierda, siempre dispuesto a arrostrar peligros, cárcel y sufrimientos, a realizar hazañas por la gente, por el bienestar de todos, por un mundo mejor que es definitivamente posible. Glezos queda en la historia como un héroe titánico, digno de loa y admiración. Un héroe homérico. @mundiario

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