Los 80 años de Juan Carlos: de las sombras finales de su reinado a la regalada vida de jubilado de lujo

Rey (3) [640x480]
El rey emérito es cordial en la cercanía. / Mundiario

Desde que abdicó, la vida del Rey Emérito, alejado de la familia, salvo alguna foto para la ocasión, se convirtió de manera negativa en la imagen de la institución. Sus apariciones en público con la familia apenas duran el tiempo justo para que las revistas del corazón hagan la foto de sus portadas.

Los 80 años de Juan Carlos: de las sombras finales de su reinado a la regalada vida de jubilado de lujo

Fue Francisco Franco quien institucionalizó el nombre completo de Juan Carlos para quien todo el mundo cercano, familia y allegados, llamaban simplemente “Juanito”. Cumple el Rey emérito (por cierto, (en qué lugar de la Constitución sale eso) 80 años y tal efemérides es motivo para repasar la vida y la obra de quien, en un arrebato de sinceridad, confesó: “En mi presencia no tolero que se hable mal de Franco, él me puso donde estoy”. Evidentemente.

Simpático en la cercanía, escasamente leído y sin conocidas inquietudes culturales (Jaime Peñafiel que lo conoce bien dice que su música preferida son las rancheras), Juan hubo de dejar el trono de manera patética, no sin antes pedir perdón a los españoles por sus frivolidades en uno de los peores momentos para el país. Su vida actual, de jubilado de Lugo evoca y supera la del famoso Rey Faruk, cuando fue expulsado de Egipto.

El 24 de diciembre de 2013, el Rey Juan Carlos I dirigió a los españoles el que sería su último mensaje de Navidad y, entre otras cosas reclamó: “Realismo para reconocer que la salud moral de una sociedad se define por el nivel del comportamiento ético de cada uno de sus ciudadanos, empezando por sus dirigentes, ya que todos somos corresponsables del devenir colectivo”. Nada hacía prever entonces los acontecimientos que habrían de desencadenarse apenas seis meses después.

El 2 de junio de 2014, uno de los más leales observadores de la monarquía, el periodista José Antonio Zarzalejos, ex director del diario monárquico “Abc”, escribía: “El Rey abdica para salvar a la Monarquía de la crisis institucional”. Zarzalejos aludía a la “misión del heredero que había consistido en suplir -hasta donde constitucionalmente fue posible- las ausencias del Rey motivadas por sus recurrentes problemas de salud; pero que en realidad eran una cortina para disimular el proceso de deterioro de la monarquía debida a la propia conducta del monarca y su familia y al hecho de que los medios habían dejado de mirar para otra parte”.

rey_juan_carlos_960x540 [640x480]

Juan Carlos goza de sus aficiones como actividad casi exclusiva.

Es evidente que, dado de los lances de vida conocida, sus amistades y relaciones personales, las ausencias del país para vacacionar en medio de la crisis más grave, sus accidentes y percances, de nada sirviera el insólito hecho de tener que pedir perdón a los españoles, en tanto avanzaba el sumario del caso Nóos, que acabaría con la imputación no sólo de su yerno sino de su propia hija la infanta Cristina y dejaba una nebulosa y varias preguntas sin respuesta sobre su propia influencia con la facilidad con que su yerno montó una serie de negocios, “por ser quien era”, y donde sí emergían personajes de la Zarzuela, de máxima confianza y responsabilidades.

En su mensaje de despedida a la nación, Juan Carlos I, al contrario de lo que solía hacer en otros tiempos, pasó por encima de la propia historia de la institución que encarnó como sucesor a título de rey del generalísimo Franco. Y así, vino a dar la sensación de que, en un proceso natural dinástico, había sido el sucesor de su padre y no del general al que tantas veces agradeciera haberlo colocado en el trono. Y de este modo, quien nunca fuera “Príncipe de Asturias”, sino “Príncipe de España” (Por no ser seguir a de padre, sino a quien lo adoptaría como heredero de su jefatura del Estado, como en tiempos hacían los emperadores romanos), dijo: “Fiel al anhelo político de mi padre, el Conde de Barcelona, de quien heredé el legado histórico de la monarquía española, he querido ser Rey de todos los españoles. Me he sentido identificado y comprometido con vuestras aspiraciones, he gozado con vuestros éxitos y he sufrido cuando el dolor o la frustración os han embargado”.

Las caricaturas sobre Juan Carlos I celebran sus aficiones.

Las caricaturas sobre Juan Carlos I celebran sus aficiones.

La historia verdadera del origen del reinado que clausuraba voluntariamente no se había escrito con este guión, sino con otro, el de sucesor a título de Rey de quien dejó claro que la monarquía que él instituía “no debía nada al pasado”. Juan Carlos I anunció que explicaría las razones de su abdicación. Comenzó recordando su papel en la transformación de España y de dotarla de una monarquía moderna, integrada en Europa. Pero nunca explicó las verdaderas razones de su renuncia.

Esa historia olvidada

La instauración, restauración o reinstauración (que de tal modo se denominó el proceso, según el caso y la ocasión) de la Monarquía en España, en la persona de un miembro de la familia que por cuatro veces perdió la corona y otras tantas la recuperó, tiene una causa originaria que, con toda precisión –y sinceridad- expresa uno de los personajes que más tuvo que ver, intelectualmente hablando, en este proceso, el ex ministro Laureano López-Rodó, quien a tal efecto escribe en su libro “La larga marcha hacia la Monarquía” (Barcelona, Noguer, 1977, página 14.): “El verdadero punto de partida de la larga marcha que había de conducir a la implantación de la Monarquía fue el Alzamiento Nacional del 18 de julio de 1936”.

juan-carlos-corinna

Juan Carlos con Corinna Zu Sayn-Wittgenstein.

 

Las amistades peligrosas

El proceso jurídico de la transformación del Franquismo en la Monarquía parlamentaria contó con un instrumento especialmente diseñado para evitar que los medios de comunicación y, por lo tanto el público en general, pudieran discutir en libertad sobre otras alternativas el modo en que se resolvió la conversión realmente curiosa. Es decir, que se pusieron los medios jurídicos para impedir que se llevara a cabo la propia pretensión de las fuerzas democráticas y de millones de ciudadanos: un referéndum decisivo que se planteara la opción República o Monarquía: Real Decreto-Ley de 1 de abril de 1977 (BOE: 04/12/1977, N ° 87), sobre la Libertad de Expresión, que derogaba el artículo 2 de la Ley de Prensa de Fraga, de 1966, pero que establecía que la Administración podría decretar el secuestro de gráficos o documentos sonoros que contuvieran noticias, comentarios o información, en contra de la unidad de España, constituyeran demérito o detrimento de la Monarquía o el prestigio de las Fuerzas Armadas.

No en vano, gran parte de los secuestros de publicaciones producidos en España desde 1978 se debieron curiosamente a noticias o reportajes relacionados con el Rey o su familia. Son ejemplos notables de la especial protección de que gozan el sucesor del Caudillo y su heredero.

Los escándalos de la familia del Rey y otros episodios

Y llegamos a la grave crisis del Estado como resultado de las elecciones generales sucesivas de 2015 y 2016 que impidió formar una mayoría para formar Gobierno y desdibujó el propio papel arbitral asignado a la Corona, que, por otro lado, se enfrentaba a sus propios escándalos y situaciones embarazosas, tanto al trascender determinados gesto del Rey y su esposa con relación a determinadas amistades personales (que fueron calificadas de “peligrosas” como al comportamiento “no precisamente ejemplar” de miembros directos de la familia Borbón.

el-rey-don-juan-carlos-y-dona-sofia-249835_w1000 [640x480]

Juan Carlos y Sofía.

Su relación familiar es pura ficción para los medios

El 13 de marzo de 2016, bajo el expresivo y repetido título de “Las amistades peligrosas del Rey”, el diario El Mundo publicaba la noticia de Felipe VI y su esposa había dado ánimos, cuatro días atrás, a través de mensajes en el móvil al empresario Javier López Madrid después de que se supiera de que se benefició de las tarjetas Black de Cajamadrid, asunto éste en el que también estuvo implicado el asesor de Felipe VI y ex jefe de la Casa Real Rafael Spportorno.      

También se supo que  cuatro familiares del rey emérito Juan Carlos I habrían regularizado supuestamente más de 4 millones de euros mediante la amnistía fiscal aprobada en 2012 por el Gobierno presidido por Mariano Rajoy. Todos ellos estarían en la línea sucesoria a la corona española justo detrás de los descendientes de Juan Carlos I. En total, habría puesto en conocimiento de Hacienda 4 millones de euros ocultos en Suiza

Del mismo modo llegó al conocimiento público que Pilar de Borbón, hermana del rey Juan Carlos I y tía del rey Felipe VI, presidió y dirigió durante años una empresa radicada en Panamá gestionada por uno de los bufetes internacionales más polémicos, Mossack Fonseca, especialista en crear sociedades opacas en paraísos fiscales. Según reveló el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), Pilar de Borbón se convirtió en presidenta y directora de la compañía Delantera Financiera SA en agosto de 1974, un mes después de que Don Juan Carlos, entonces Príncipe de España, asumiera de forma interina la Jefatura del Estado debido al grave empeoramiento de la salud de Francisco Franco.

Hay que unir a ello que desde que abdicara la corona, la vida del Rey Emérito, alejado de la familia, salvo alguna foto para la ocasión, se convirtió de manera negativa en la imagen de la institución. Sus apariciones en público con la familia apenas duran el tiempo justo para que las revistas del corazón hagan la foto de sus portadas. @mundiario

Comentarios