Besteiro, entre las premuras y los recelos

José Ramón Gómez Besteiro. / Wikipedia
José Ramón Gómez Besteiro. / Wikipedia
Los socialistas gallegos no han sido capaces de salir del bucle que les mantiene instalados en una endémica crisis interna que, amén de restarle respaldo electoral, devora liderazgos y socava la moral de su menguada militancia.
Besteiro, entre las premuras y los recelos

Que el próximo candidato del Pesedegá a la presidencia de la Xunta lo decidirán en su momento los militantes es una obviedad. Que Gonzalo Caballero insista en recordárselo a quienes hoy mandan en el partido tiene su aquel y responde al hecho de que los actuales mandamases socialistas han abierto prematura e innecesariamente un melón todavía muy verde aireando la posibilidad de que un Besteiro limpio de polvo y paja judicial sea su cabeza de cartel en 2024. Compararle con alguno de las grandes estrellas futbolísticas del momento tenía tanto de hipérbole como de boutade. Considerarlo "un buen candidato para todo", sin concretar, aunque suene a cumplido, es una manera mucho más sensata de mostrar la intención de rehabilitarle políticamente por parte de quienes medraron a su sombra –o con su apoyo– y por tanto tienen con él una deuda incluso moral.

Al decir de algunos, que no ven clara –ni oportuna– la operación de devolverlo a la primera línea política, el silencio de Besteiro es cada día más sonoro. Es muy significativo que siga sin abrir la boca, entre otras razones porque abona el terreno a la especulación. Puede que en realidad él sea el primero, no ya en entender que ahora no toca hablar de su posible candidatura, porque conviene centrarse en el envite de las municipales, sino en creer que este aún no es su momento. Que toca esperar y que hay que darle tiempo al tiempo. De entrada resultaría comprensible que recelase de la premura y la avidez con que Formoso y Lage se lanzaron a proponerle como rival de Rueda y Pontón cuando falta año y medio para que  los gallegos sean llamados a las urnas autonómicas. Ante todo porque no venía a cuento.

Salvo que se adelanten, falta un mundo para las elecciones gallegas. Hasta entonces, pueden pasar muchas cosas. Es probable, dado que a eso apuntan las encuestas más serias, que los socialistas gallegos pierdan una porción significativa del considerable poder local que ostentan desde 2019. Hay quien cree que el PP puede arrebatarles una diputación y el gobierno de algunas de las ciudades. Dado que es muy difícil mejorar el éxito de 2019, no sería descartable que el Pesedegá contribuya con un mal resultado en Galicia a la victoria de Feijóo sobre Pedro Sánchez en las generales de finales de año. En ese escenario adverso, y con el Bloque todavía en fase de ascenso, ser el aspirante del PSOE a la Xunta nada tendría de pera golosa. Más de uno de los hoy potenciales candidatos estaría encantado con que pasase de él ese cáliz. 

El expresidente Touriño acaba de recordar que tras la derrota del bipartito, PSOE y BNG entraron en una dinámica autodestructiva que, junto a la irrupción del rupturismo, favoreció la consolidación de Feijóo y del PP en San Caetano. Aunque les costó lo suyo, incluidas varias escisiones, los nacionalistas pueden dar por superado aquel "drama existencial". Sin embargo, los socialistas no han sido capaces de salir del bucle que les mantiene instalados en una endémica crisis interna que, amén de restarle respaldo electoral, devora liderazgos y socava la moral de su menguada militancia. Así las cosas, en su círculo más cercano no ha de faltar quien desaconseje a Besteiro volver al ruedo político a sabiendas de que se arriesga a un revolcón sin otra posibilidad que cuajar una faena de aliño. @mundiario

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