Préstamos rápidos fraudulentos: 5 trucos para identificar posibles estafas

Préstamos rápidos fraudulentos. / Flickr
Préstamos rápidos fraudulentos. / Flickr

Los créditos rápidos pueden ser una buena ayuda para hacer frente a situaciones de emergencia, pero antes de pedirlos hay que tomar ciertas precauciones para evitar estafas.

Préstamos rápidos fraudulentos: 5 trucos para identificar posibles estafas

Los créditos rápidos pueden ser una buena ayuda para hacer frente a situaciones de emergencia, pero antes de pedirlos hay que tomar ciertas precauciones para evitar estafas.

 

Según las estadísticas de la Federación de Usuarios Consumidores Independientes (FUCI), la vuelta al cole supone un desembolso medio de 846 € por alumno en material escolar, libros de texto, uniformes y precio de la matrícula. Muchas familias no disponen de ese dinero y tienen que pedir préstamos rápidos a empresas privadas para poder hacer frente a la ‘vuelta al cole’. La mayoría de las compañías que ofrecen productos de financiación urgente dan un buen servicio y cumplen con la legalidad vigente, pero por desgracia también existen estafadores que intentan aprovecharse de la frágil situación económica por la que todavía pasan muchos ciudadanos.

La mayoría de los prestamistas privados operan a través de internet, por lo que los estafadores pueden camuflarse fácilmente en la red para hacerse pasar por compañías legales. Sin embargo, existen varios trucos que nos pueden ayudar a identificar posibles estafas.

Claves para saber si una empresa es fiable

1. Un prestamista legal no nos pedirá que le enviemos dinero antes de firmar. Debemos desconfiar de las empresas que nos pidan que transfiramos una cantidad antes de firmar el contrato del crédito rápido.

2. Las empresas más fiables forman parte de la AEMIP. Los prestamistas miembros de la AEMIP (Asociación Española de Micropréstamos) cumplen con la legalidad vigente y están obligados a seguir un Código de Buenas Prácticas que garantiza la protección del cliente.

3. Hay que comprobar el certificado digital. Este elemento certifica que la página web de la empresa de créditos rápidos es la oficial y no un fraude. Actualmente, podemos hacer la comprobación mirando la barra de navegación: si es de color verde, significa que la página es segura.

4. La dirección de la página del prestamista debe ser HTTPS. El Protocolo Seguro de Transferencia de Hipertexto (HTTPS son sus siglas en inglés) garantiza que la página web del prestamista es segura.

5. En la barra del navegador debe aparecer un candado. La presencia de este elemento significa que la conexión está cifrada mediante una tecnología (SSL) que impide que un observador que tenga acceso a la misma red pueda ver lo que estamos haciendo. Además, el candado indica que hay una autoridad reconocida que certifica que el portal web del prestamista de dinero rápido es real y no una falsificación.

Los créditos rápidos, un producto polémico

Los créditos rápidos que conceden las empresas privadas son a menudo criticados tanto por las estafas que se pueden dar como por otras consideraciones. La OCU desaconseja su uso, ya que considera que sus intereses son mucho más elevados que los de otros préstamos y que las sanciones por impago son desproporcionadas. Además, desconfían de estas compañías porque no están reguladas por el Banco de España. 

El precio de los préstamos rápidos

La TAE de los préstamos rápidos suele ser bastante elevada. No obstante, estos productos tienen un plazo de devolución corto, generalmente de un mes, por lo que esta tasa no es una buena herramienta para calcular su coste. Si echamos un vistazo al mercado, veremos que los mejores créditos rápidos tienen un precio bastante asequible por mucho que su TAE sea elevada: por ejemplo, si pedimos 100 € a ¡QuéBueno! y los devolvemos en un plazo de 30 días, tendremos que pagar 14,85 € en honorarios introduciendo el código HMC0815. Incluso existen compañías, como Vivus, que no nos cobrarán honorarios si es la primera vez que nos prestan dinero.. 

 

Por otro lado, los defensores de estos productos creen que la mayoría de las críticas están basadas en afirmaciones exageradas. Esgrimen que los intereses de los créditos rápidos no son tan elevados como se refleja en la TAE, ya que al ser productos que se devuelven en un plazo corto, generalmente un mes, esa tasa anual no es una buena herramienta para calcular su coste real. Además, aseguran que sí existe un control real sobre las compañías que ofrecen estos préstamos rápidos, ya que éstas deben someterse a la Ley 22/2007 que regula la comercialización de servicios financieros a distancia destinados a consumidores.

En lo que sí coinciden defensores y detractores es que no hay que usar los créditos rápidos como una vía habitual para financiarse. De hecho, las empresas que los conceden suelen recomendar que se utilicen de manera responsable y avisan de que si se piden de manera recurrente se corre el peligro de caer en el sobreendeudamiento. 

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