La UE establece que los pasajeros deberán cambiar su mascarilla en los vuelos largos

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Pasajeros con tapabocas en un vuelo nacional / Reuters.
El informe de la EASA, que señala que “no hay ninguna constancia de un contagio en vuelo”, resalta la eficacia del sistema de filtrado HEPA que “elimina el 95% de los virus”.
La UE establece que los pasajeros deberán cambiar su mascarilla en los vuelos largos

La clave para salvar la economía de la Unión Europea pasa por instaurar un control epidemiológico que permita contener el estado de pánico social que derive en nuevos confinamientos y sigan deteriorando el sistema económico, comercial y empresarial de los países de la eurozona. Y en el caso de uno de los sectores que más flujos de capitales aporta al bloque, el aéreo, el control sanitario se basará fundamentalmente en las mascarillas que porten los pasajeros en los vuelos largos. La UE ha sido clara y tajante.

Y es que la EASA y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), máximos organismos que velan por la seguridad aérea en la UE, han emitido un documento conjunto que define la guía de medidas para garantizar la salud de los viajeros aéreos y la tripulación. Las directrices no difieren de las líneas generales aprobadas por la Comisión Europea el pasado 13 de mayo, que encargó a estos dos organismos el desarrollo de esas medidas mediante una guía de actuación para las aerolíneas. Con esta medida, se procura la rigurosidad del control sanitario en toda la red de transporte aéreo en Europa, pues, aunque todavía no se haya producido una reactivación total y ni siquiera parcial del sector, las aerolíneas que operen vuelos nacionales deberán seguir la instrucción.

El protocolo no exige a las compañías aéreas que dejen asientos vacíos en los aviones para garantizar la distancia social mínima, aunque recomienda que se respete “siempre que sea posible un distanciamiento físico de al menos 1,5 metros”.

Por lo tanto, prioridad ahora se basa en que los pasajeros y clientes de las aerolíneas se apeguen a la cultura de la prevención con el objetivo de garantizar la seguridad y estabilidad de un servicio que comienza a hacerse cada vez más necesario y urgente después de tres meses de paralización del sector.

“Asimismo, se exige el uso obligatorio de mascarillas faciales en todo el viaje, desde que el viajero entra al aeropuerto, durante todo el vuelo y hasta que sale del aeropuerto de destino, con la excepción de los controles de seguridad o de aduana”, según la disposición reglamentaria del organismo epidemiológico europeo.  

Pero a la ya conocida exigencia del uso, la guía añade la recomendación de que “las aerolíneas se aseguren de que en los vuelos de largo radio los pasajeros cambien sus mascarillas cada cuatro horas. Se recuerda que es obligación del viajero llevar las suficientes mascarillas consigo para cumplir con la norma, pero también se insta a las compañías a disponer de existencias en vuelo de estos productos para solventar cualquier emergencia”.

Es por este argumento que la prevención sanitaria es la principal herramienta de las autoridades epidemiológicas comunitarias para recuperar la relativa normalidad del sistema socioeconómico en la eurozona, dado que su normal funcionamiento le devolvería progresivamente el bienestar a más de 500 millones de ciudadanos europeos a medida que la pandemia se desvanece, aunque sea lentamente, en territorio del Viejo Continente.

“El uso para los niños menores de seis años no es obligatorio, aunque los padres deberán vigilar su comportamiento a bordo”, de acuerdo con la indicación del ente.

El informe de la EASA, que señala que “no hay ninguna constancia de un contagio en vuelo”, resalta la eficacia del sistema de filtrado HEPA que “elimina el 95% de los virus”. Por eso, recomienda que “las labores de embarque y desembarque se hagan rápidamente” y que “el sistema de ventilación no esté parado más de 30 minutos”. El objetivo del organismo es reducir la carga viral que se acumula en espacios tan estériles y cerrados como la cabina de un avión. Sin duda la estabilidad social y económica de la UE pasa por la reversión del pánico civil y la cultura de la vida cotidiana bajo disciplina sanitaria pública. @mundiario

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