El caso de los 'Papeles de Pandora' evoca el papel del capitán de policía en Casablanca

El capitán de policía Louis Renault en la película Casablanca. / Casablanca
El capitán de policía Louis Renault en la película Casablanca. / Casablanca

La dimensión transnacional del fenómeno de los paraísos fiscales interpela directamente a las distintas organizaciones multilaterales que podrían adoptar iniciativas concretas frente a tal circunstancia.

El caso de los 'Papeles de Pandora' evoca el papel del capitán de policía en Casablanca

Para las personas amantes del cine, el film Casablanca figura, sin duda, en el catálogo de las ficciones imprescindibles. Por eso, resultará fácil que recuerden la escena en la que el experimentado y cínico capitán de policía Louis Renault, presente habitualmente en el Café de Rick afirma escandalizado, y antes de ordenar el cierre del local, que allí se está jugando. La metáfora de esta sorpresa impostada podría ser trasladada a ciertas reacciones registradas ante el conocimiento de los llamados “papeles de Pandora”, un conjunto de documentos demostrativos de cuentas opacas en paraísos fiscales para ocultar los deberes tributarios asociados a diversas figuras de las élites económicas, políticas, artísticas y deportivas de distintos países del mundo.

Las noticias relatadas por ese conjunto de medios y periodistas dedicados a este tipo de enredos fiscales revelan un primer síntoma preocupante: las pesquisas ahora conocidas no derivan de la acción coordinada de gobiernos e instituciones internacionales sino del trabajo de distintos profesionales de la información. Era bien sabido que los paraísos fiscales mantienen su presencia en el universo económico y también era previsible imaginar el funcionamiento de despachos y asesorías especializadas en la labor de aprovechar las carencias o los agujeros de la legislación tributaria vigente en los más importantes territorios del planeta. Lo que provoca malestar e indignación es la pasividad de los poderes políticos constituidos ante una asignatura pendiente de esta envergadura. La dimensión trasnacional de este fenómeno interpela directamente -desde hace tiempo- a las distintas organizaciones multilaterales que podrían adoptar iniciativas concretas para reducir los efectos negativos asociados a la vigencia de estos “paraísos”, singularmente el referido al mantenimiento de la desigualdad en las condiciones de vida de las personas que habitan en los distintos territorios del mundo.

Existe, además, otro plano analítico que merece ser considerado. La relación de personas que se va conociendo en estos “papeles de Pandora” es un buen indicio de su catadura ética, especialmente en aquellos casos en los que están desempeñando responsabilidades políticas de primer nivel. La presencia de los actuales presidentes de Ecuador y Chile y del ministro de Finanzas de Brasil deja en evidencia a los dirigentes políticos españoles que alabaron la llegada al gobierno de semejantes mandatarios y apoyaron una suerte de reconquista de las supuestas zarpas “populistas y bolivarianas” en las que quedaban sus respectivos países. La “cruzada” continuó -aunque sin éxito- por Bolivia y Perú. En este último caso, no faltó el apoyo de Mario Vargas Llosa para denunciar un fraude en los recientes comicios que ningún observador internacional fue capaz de acreditar. El azar quiso que el escritor también figure en la lista de los huidos de sus deberes con la Hacienda pública. Todo un ejemplo de la distancia que media entre las “virtudes” públicas que reclama y los “vicios” privados que practica.

Mas allá de las eventuales consecuencias jurídicas que padezcan sus protagonistas, no se encontrarán reacciones de apoyo o comprensión por parte de los portavoces de la derecha política. Sin embargo, estas conductas que ahora se denuncian tienen alguna relación lógica con la corriente de pensamiento que defiende la pertinencia de una reducción generalizada de los impuestos y que descalifica aquellas políticas que pretendan fortalecer la capacidad de gasto de las Administraciones públicas. Cuando determinadas medidas fiscales son catalogadas de “expropiatorias” (o como dicen ahora en el tema de la vivienda:  atentatorias contra la propiedad privada), se está legitimando la búsqueda del camino más eficaz para huir de esa presión, utilizando las carencias y/o ambigüedades de las normativas estatales e internacionales vigentes.

Como en tantas otras cosas, la derecha española está instalada en un argumentario  obscenamente  simplista cuando  demonizan determinadas políticas públicas -en el campo fiscal o en el ámbito de la vivienda- por ser “intervencionistas”. Desconocer que los gobiernos actúan siempre en la actividad económica, propiciando determinadas regulaciones de los mercados, constituye un insulto a la inteligencia de las personas, incluso de aquellas que habitualmente apoyan en las urnas a las formaciones conservadoras. Deberían tener la valentía de confesar explícitamente sus afinidades con quien no quiere molestar a los habitantes de los paraísos fiscales o a los que controlan los infiernos eléctricos e inmobiliarios. @mundiario

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