¿Por qué atacan tanto y desde tantos frentes a Inditex e incluso a Amancio Ortega?

Desde las redes sociales pero también desde ciertos medios, parece aflorar una mano que mece la cuna. De momento, sin éxito, porque Inditex sigue subiendo como la espuma.

¿Por qué atacan tanto y desde tantos frentes a Inditex e incluso a Amancio Ortega?

Desde las redes sociales pero también desde ciertos medios, parece aflorar una mano que mece la cuna. De momento, sin éxito, porque Inditex sigue subiendo como la espuma.

 

El empresario gallego Amancio Ortega atesora la tercera fortuna del planeta, que ronda los 50.000 millones de euros, solo por detrás del estadounidense Bill Gates y el mexicano Carlos Slim. Simultáneamente, Pablo Isla, el hombre al que Ortega situó como presidente, pilota con éxito la primera multinacional de la moda, Inditex, la matriz de Zara, cuyos ingresos y beneficios -también su plantilla- suben como la espuma.

Amancio Ortega jamás ha buscado la notoriedad. Prefiere hablar y relacionarse con sus diseñadores. De hecho, cuando llega a Inditex no se dirige a ningún gran despacho, sino que se mezcla con sus creadores en una inmensa sala donde se le ve a la distancia que un portero ve a otro en un campo de fútbol. Habla con todo el mundo y discute de las formas de la moda.

Todo va bien en Inditex, ni siquiera va todo mal en su mercado español, que tiende a recuperarse tras la recesión de su economía. Hay problemas, como en todas las empresas y familias, pero se van gestionando. Amancio Ortega gobierna la nave -para algo es el jefe, aunque haya dejado la presidencia-, medita sobre su futuro -también sobre el futuro accionariado de la compañía, donde hay más incertidumbres que en el mercado- y vive tranquilo en su casa de los alrededores de A Coruña, mientras sus gestores inmobiliarios siguen de compras en las grandes avenidas de ciudades como Nueva York o Londres.

Silvia Fraga y Fernando Ramos analizan los ataques desde MUNDIARIO

Pero alguien parece dispuesto a romper su tranquilidad. Desde las redes sociales, también desde distintos medios internacionales, Inditex está en el punto de mira. Ya sea por envidia o por truncar su carrera ascendente, Inditex es frecuente blanco de ataques, algunos de tipo comercial, como el narrado por la colaboradora Silvia Fraga en MUNDIARIO, otros de carácter informativo, e incluso judicial, como los que compila el también colaborador de MUNDIARIO Fernando Ramos, profesor de la Universidad de Vigo, en estas mismas páginas.

Si no fuese por esos ataques -algunos no suficientemente contrastados, otros ya desmentidos por el propio Pablo Isla, en público y en privado-, todo sería fantástico en el planeta Inditex; tanto, que a veces parece increíble en esta multimacional todavía treinteañera. La gran historia de Inditex se cuenta en realidad con pequeñas cosas que no figuran en los balances. La primera tienda de Zara abrió en 1975 en A Coruña, ciudad en la que iniciaron su actividad Ortega y su ex mujer, Rosalía Mera Goyenechea -fallecida el pasado verano-, y en la que ahora se ubican los servicios centrales de una gran multinacional, objeto de ampliación: nada menos que en 70.000 metros cuadrados.

Incapaces de competir, buscan sus puntos oscuros

Sus más de 6.000 tiendas, instaladas siempre en emplazamientos privilegiados -el más emblemático en la Quinta Avenida de Nueva York-, están presentes en medio millar de ciudades de Europa, América, Asia, Australia y África. La Red es otro canal importante para todas sus marcas; máxime desde zara.com, que recibe más de un millón de visitas al día. Tal vez por eso mismo, algunos competidores intentan buscar los puntos oscuros de Inditex en la producción a bajo coste, incapaces de plantarle cara en las principales calles del mundo y en internet.

Unos y otros son sabedores de que la globalización ha propiciado un único tablero sobre el que solo compiten las grandes firmas de moda. Inditex, dueña de un total de ocho marcas -nueve con Zara Kids-, así lo entiende y por ello refuerza su peso internacional. El grupo ha incrementado su ritmo de aperturas en el extranjero hasta alcanzar el 75% de sus ventas en el exterior. Dentro y fuera de España, su refinada logística está preparada para transportar a cualquier rincón del planeta prendas colgadas y dobladas, que llegan en su forma original a cada tienda, a las 48 horas de pedirlas.

Pero la guerra contra Inditex continúa. Y a veces vale todo. Desde el cuartel general de Arteixo, en A Coruña, tal vez tienen que mejorar sus defensas, además de hacer los deberes, dentro y fuera de España. @J_L_Gomez

 

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