El paradigma americano de Guaros
El quinteto venezolano es el club o equipo más ganador del nuevo continente. Dos Ligas de las Américas, una Copa Intercontinental y ahora una Copa Sudamericana certifican la magnitud de un proyecto que apostó al triunfalismo.
Más ganador, no se puede ser. Dominar el espectro continental en tan poco tiempo es para alabar un proyecto que apostó a ser ganador desde su génesis y que tiene que ser emulado por otras organizaciones por el bien del baloncesto latinoamericano. Guaros es sinónimo de grandeza, de un equipo que no se cansa de ganar y que se reinventa minuto a minuto para tal fin.
Que Guaros tiene flancos y cosas que criticar, pues sí, pero su gerencia labora para que esas debilidades no pesen en el resultado. Jorge Hernández, tiene el perfil del capataz que aspira a que las cosas salgan bien, y que sean a su modo y gusto. Hernández es un ganador y ha demostrado que no escatima en el presupuesto para cumplir con sus deseos.
Pero lo mejor es que él apuesta a un proyecto deportivo, que no solo se basa en títulos, que sin duda es el fin, si no que se proyecta a mediano y largo plazo como una estructura en el desarrollo social y económico del baloncesto venezolano, que padece los avatares de una de las peores crisis de este país ubicado al norte de Suramérica.
Ahora los objetivos se centran en mantener dicha hegemonía, que Guaros no sea parte de una generación espontánea que se olvide en el tiempo y que se erija como una organización que domine el panorama del baloncesto latino y del resto del mundo, en especial en el espectro FIBA.