Emigrar (o salir corriendo como una rata)
Escapar como ratas, o emigrar. Cada día vemos como grandes masas de venezolanos o africanos buscan abrir un nuevo capítulo en sus vidas. Nadie dará un duro por ellos. Los países no quieren más gente, no quieren recibir a personas que han decidido que sus sociedades les dan asco, o les martirizan, o le lanzan discursos de mentiras.
“Encontrándose en Roma al servicio del Emperador mi amo, fui hecho prisionero por los franceses y, transferido a bordo de sus bajeles, continué con ellos hasta Montevideo, donde deserté y escapé a la campaña” Pág. 153 Misteriosa Buenos Aires, M Mujica Láinez
Escapar como ratas, o emigrar. Cada día vemos como grandes masas de venezolanos o africanos buscan abrir un nuevo capítulo en sus vidas. Nadie dará un duro por ellos. Los países no quieren más gente, no quieren recibir a personas que han decidido que sus sociedades les dan asco, o les martirizan, o le lanzan discursos de mentiras. Maduro es el ejemplo, un gobernante que atrapa las moscas y las coloca en una caja para contar viejos cuentos de liquidez o ceros quitados a la moneda.
Nadie está dispuesto a abrir una puerta que salve a los desgraciados de la globalización, solo aquellos que han hecho el camino, serán quienes cambien las leyes por su propio instinto y ambición.
Algunos desaparecerán, otros dentro de años les veremos en un programa recitando viejos recuerdos de como llegaron.
Yo soy uno de ellos. Doy fe, junto a mis 20 Dólares de mi bolsillo y la Rambla de Barcelona hace 40 años. También como dice M Láinez al llegar deserté y escape a la campaña. @mundiario