El costo de la vida en Venezuela se disparó un 24,2% solo entre julio y agosto

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El nivel de dolarización en Venezuela asciende al 75% con una hiperinflación desbocada en 50.000% y un nivel de pobreza de ingresos del 90% / EVTV.
En el país sudamericano, los precios se incrementan un 50.000% anual con respecto al producto interno bruto (PIB) y al nivel de ingreso por habitante, contraídos en una descomunal recesión del -60% desde 2014.
El costo de la vida en Venezuela se disparó un 24,2% solo entre julio y agosto

¿Qué tan difícil puede ser subsistir en el país que posee el sistema de vida más caro de América y de todo el mundo? La inflación de Venezuela es la más elevada del planeta, en paralelo a otro penoso récord que la sitúa como la cuarta nación con los niveles de inseguridad alimentaria más altos del mundo, solo por detrás de precarios países en guerra como Yemen, Afganistán y Sudán. Precisamente, el extremo costo de la vida en el país sudamericano derivó en las alarmantes tasas de desnutrición y pobreza que hoy registra.

Y es que el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), ubicó la canasta alimentaria familiar de agosto en un total de 91 millones 834.057 bolívares (Bs. 91.834.057) lo que equivale a unos 270 dólares o a 228 euros mensuales, según un informe publicado este pasado lunes por la institución, con sede en Caracas, la capital venezolana.


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Esto implica que la inflación pudo haber registrado un incremento de más del 20% en el período julio-agosto, pues la incendiaria política monetaria con la que el Gobierno (de facto) de Nicolás Maduro, a través del Banco Central de Venezuela, emite exorbitantes cantidades de bolívares -la devaluada moneda nacional- satura la economía interna con enormes masas de liquidez que buscan ser canjeadas rápidamente por dólares, sobre todo en efectivo, lo cual incrementa su demanda, eleva su precio y devalúa la moneda venezolana frente a la divisa estadounidense, creando así una espiral de inyección de bolívares, compra de dólares, devaluación local y elevación de precios según la tasa cambiaria no oficial que estipulan las casas de cambio situadas en la frontera del país con Colombia, que regulan, controlan y manipulan el precio de la divisa norteamericana en Venezuela de acuerdo con las cantidades de bolívares que reciban por la vía del contrabando transfronterizo.

El indicador registra un aumento de 24,2%, es decir, Bs. 17.863.940,08 respecto a julio, y un incremento de 1.607,5% frente al mismo período del año pasado. Por lo tanto, la moneda que tradicionalmente han usado los venezolanos por décadas se ha convertido en un elemento artificial y simbólico de la depauperación económica de su población, polarizada por un desordenado proceso de dolarización de facto, que ha dividido al país entre un 20% de la población que tiene acceso a dólares en efectivo y mediante cuentas bancarias norteamericanas, y el otro 80% que lucha por subsistir con salarios en bolívares equivalentes a $3 mensuales frente a una hiperinflación del 50.000%. Es decir, los precios se incrementan un 50.000% anual con respecto al producto interno bruto (PIB) y al nivel de ingreso por habitante, contraídos en una descomunal recesión del -60% desde 2014, tan solo un año después del ascenso de Nicolás Maduro al poder.

Los rubros que más registraron aumentos fueron los siguientes: raíces y tubérculos 57,6%, carnes y preparados 30,1%, frutas y hortalizas, grasas y aceites 28,3%, granos 25,4%, azúcar y sal 23,6%, entre otros, según el organismo.

Por lo tanto, ante una demanda interna que crece exponencialmente a medida que el dinero real (los dólares circulantes y las altas cantidades de liquidez en bolívares que solo manejan empresarios y comerciantes) se concentra en un 15% de la población, la mermada economía venezolana se reduce cada vez más en un minúsculo espacio dinámico de consumo donde ya se registra un preocupante nivel de 70% de pobreza extrema y un 96% de pobreza de ingresos, según los datos de la última Encuesta de Condiciones de Vida, realizada por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) de Caracas.

De acuerdo al Cendas, se requieren 229,58 salarios mínimos actuales para poder adquirir la canasta básica alimentaria para una familia de cinco integrantes. 

Esta es apenas una de las muchas distorsiones estructurales que presenta la economía venezolana, actualmente controlada y diezmada por un gobierno autoritario (el de Maduro) que se rehúsa a ceder el poder o a aplicar un programa real de recuperación macroeconómica, pues ya no cuenta con acceso al mercado financiero internacional para sufragar créditos de rescate si realmente tuviese la voluntad política de cortar la inflación de raíz y restaurar progresivamente el bienestar socioeconómico de una población consumida por la pobreza, la hiperinflación, la devaluación monetaria, el hambre, el desempleo y la migración desde hace seis años. @mundiario

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