La tuberculosis bovina, la causa de la crisis ganadera en Castilla y León: ¿de qué se trata?

Un ganadero con sus vacas en una pista rural.
Un ganadero con sus vacas en una pista rural.

El intento de asalto a la sede de la Junta en Salamanca ha puesto en evidencia las preocupaciones por el control de la contagiosa y problemática enfermedad en España.

La tuberculosis bovina, la causa de la crisis ganadera en Castilla y León: ¿de qué se trata?

El intento de irrupción violenta de un grupo de ganaderos en una sede la delegación de la Junta de Castilla y León, en Salamanca, ha puesto de relieve uno de los episodios más violentos de una crisis en los campos españoles que se ha gestado en las últimas semanas, por el conflicto por el control de la enfermedad de la tuberculosis bovina en la comunidad autónoma, una enfermedad muy contagiosa y problemática con un estricto seguimiento en la UE para conseguir su erradicación, incluyendo restricciones de movimiento de ejemplares infectados y sacrificios obligatorios e inmediatos.

La crisis violenta de este lunes se derivó de una polémica medida impulsada por la consejería de Agricultura de la Junta para relajar los requisitos, exigentes de por sí por mandato de la Comisión Europea para los Veintisiete. El choque producido alrededor del proyecto, incluyendo las respuestas legales del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca para revertir los efectos de la iniciativa regional, han quedado sin efecto toda vez que el Tribunal Superior de Justicia haya decidido anularlas para que, a partir de este miércoles, los controles vuelvan a ser los de la normativa nacional y de los estándares europeos.

Pero, ¿de qué se trata está contagiosa enfermedad que ha derivado en episodios de violencia y un tira y afloja resuelto por intervención judicial? La tuberculosis bovina es una enfermedad crónica e infecciosa, causada por la Mycobacterium bovis, que afecta principalmente a las poblaciones de vacas, bueyes, toros y cabras, aunque también pueden contagiarse también animales silvestres o domésticos, en especial los jabalíes, ciervos, gamos y tejones.

Aunque puede ser un caso raro, una persona también puede contagiarse por esta enfermedad, diferente al patógeno que aflige a los seres humanos, aunque presente síntomas similares. Sin embargo, las medidas de precaución permiten que este escenario se mantenga a raya. Los focos principales de la enfermedad afectan África y Asia, aunque también hay presencia de muchos casos en Europa y en menor medida América. De hecho, según datos publicados el año pasado en la revista veterinaria Animals Health, España estaría entre los tres países europeos más afectados por la extensión de la enfermedad, solo detrás de Irlanda y Suecia.

¿Cómo se contagia la tuberculosis bovina?

La tuberculosis bovina se transmite por el contacto directo con animales infectados, o de manera indirecta al ingerir piensos contaminados. La transmisión entre individuos de la misma especie se produce por el contacto directo y los aerosoles, especialmente los que los animales afectados expulsan por su hocico al toser. Incluso los terneros pueden infectarse al tomar el calostro o leche de sus madres. Por la vía indirecta, otros individuos pueden contagiarse en puntos de agua o lugares ricos en alimento a los que haya tenido acceso un enfermo. Otro de los factores a tener en cuenta es el sitio y el clima, pues la enfermedad se propaga más deprisa en zonas cálidas y secas.

Por otra parte, una zoonosis puede presentarse. Esto se trata de cuando una enfermedad que circula en el reino animal pasa a otra especie, como el ser humano, pero su incidencia en países desarrollados no es muy frecuente, en parte gracias a las medidas de prevención como limitar el contacto con el ejemplar enfermo y programas de saneamiento del ganado. Los humanos también se pueden contagiar a través de la leche y otros derivados de un animal infectado, pero en el caso de los productos pasteurizados el riesgo disminuye bastante.

Según la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), los síntomas más asociados a la tuberculosis bovina son la debilidad, pérdida de apetito y peso, fiebre, dificultades para respirar, la tos, otros signos de neumonía, diarrea y la apreciación de ganglios linfáticos prominentes, que forman los “nódulos” o “tubérculos” característicos de esta patología bacteriana. La enfermedad evoluciona lentamente en el organismo de sus huéspedes durante meses, o incluso años, hasta la muerte del animal. Esta situación, aunada a que la única prueba totalmente certera de diagnóstico es un cultivo que pude demorar semanas, hace que un solo animal pueda infectar a todo un rebaño en cuestión de tiempo.

Canarias y Baleares están prácticamente libres de la enfermedad, así como algunas autonomías del norte y este de la Península, donde en general la extensión de la tuberculosis bovina es baja. Pero la preocupación se manifiesta en el suroccidente, tanto en espacios naturales protegidos como fincas valladas. @mundiario

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