¿Las redes sociales nos vuelven más cercanos o completamente indiferentes?

A veces observo a la gente por la calle y compruebo entristecida como caminan mecánicamente concentrados en sus teléfonos móviles… apenas se miran… casi no hablan… casi no hablo... 

Así vamos consumiendo nuestras vidas, entre fotos de momentos perfectos y comentarios vacíos, como si no hubiese otra distracción que la de permanecer en el instante… ¡Captúrame! ¡Compárteme! Así podré sobrevivir alimentado por la luz infinita de miradas ajenas, desconocidas… las que nos dan aliento, las que alejan de nosotros la tristeza, las que nos permiten imaginar y soñar otros mundos, otras vidas…

¡Apartad de mí esa soledad que intimida! ¡Viajad a lo mejor de mí mismo! ese ser inexistente…¡Mostradme esos momentos irreales y fatuos!, esos que ni tan siquiera podemos disfrutar… trocitos de vanidad escondida detrás de nuestras efímeras y coloreadas sonrisas.

¡Dame tu atención con un like, por favor! Necesito respirar.