Hace treinta años, los científicos comenzaron a descubrir los misterios relacionados con la causa de la enfermedad de Alzheimer. Este conocimiento marcó el comienzo de una era de gran entusiasmo por la posible llegada de nuevas terapias para prevenir la enfermedad o retrasar significativamente los síntomas una vez que estuvieran presentes. Pero los avances no han sido los esperado y aquí dos consideraciones del por qué:

La prevención ha fallado

Muchos esfuerzos en el tratamiento del Alzheimer están centrados en la prevención. Ahora sabemos que las patologías que impulsan la enfermedad aparecen unos 20 años antes de que se presenten los primeros síntomas manifiestos de demencia. Estos se acumulan gradualmente de forma secuencial en el cerebro comenzando el deterioro cognitivo.

Por lo tanto, si podemos evitar esto con medicamentos, anticuerpos o incluso terapias génicas, podríamos prevenir la enfermedad. Se están realizando varios estudios, pero no existen terapias preventivas. Aunque el ejercicio y los juegos mentales que mejoran la memoria también se investigan como posibles formas de evitar o frenar el deterioro cognitivo, no hay evidencia de que estos realmente alteren la patología subyacente, y hay poca evidencia de que ralenticen el curso de la enfermedad. Necesitamos terapias que realmente alteren el proceso patobiológico que subyace a la enfermedad.

Las leyes de patentes

Un gran obstáculo para probar y desarrollar mejores terapias para la prevención son las leyes de patentes actuales. Los costos de ejecutar ensayos clínicos defintivos necesarios para evaluar incluso una terapia sintomática pueden superar los 1 mil millones de dólares, y los costos de los ensayos de prevención superarán con creces esa cifra.

Es probable que los ensayos de prevención demoren de cinco a diez años antes de que respondan si el medicamento o la intervención están funcionando. La protección de patentes y la exclusividad de mercado pueden haber expirado cuando se apruebe un medicamento determinado. Esto limita severamente la capacidad del sector farmacéutico para invertir en estudios de prevención del Alzheimer: ya que no pueden justificar el costo desde un punto de vista comercial. @mundiario