Frío y viento azotan el último lugar habitado de América, el Cabo de Hornos

Faro de Cabo de Hornos. / K.-H.Schulz
Faro de Cabo de Hornos. / K.-H.Schulz

A esta isla solo se puede llegar en barco privado o en uno de los dos cruceros que hacen el recorrido de los canales patagónicos entre Punta Arenas (Chile) y Ushuaia (Argentina).

Frío y viento azotan el último lugar habitado de América, el Cabo de Hornos

A esta isla solo se puede llegar en barco privado o en uno de los dos cruceros que hacen el recorrido de los canales patagónicos entre Punta Arenas (Chile) y Ushuaia (Argentina).

Un promontorio casi vertical de 425 metros de altura está considerado como el más temible e impresionante accidente geográfico que los navegantes se pueden encontrar en las costas de los cinco continentes, es el Cabo de Hornos, un lugar con continuos vientos huracanados y fuertes corrientes que producen olas de gran tamaño.

La isla de Hornos, con una superficie de 30 kilómetros cuadrados, forma parte del grupo de las islas Hermite, en el archipiélago de Tierra de Fuego, la región más austral de Chile. Fue descubierta en 1616 por una expedición comercial holandesa bajo el mando del Capitán Willem Schouten, que había partido del Puerto de Hoorn, de donde toma su nombre.

Su población, en los últimos años, la forma únicamente un militar chileno, que vive allí todo un año con su familia, y es quien se encarga del faro y de la estación meteorológica. A pesar de lo inhóspito y remoto del lugar, puede parecer mentira pero hay más de 500 solicitudes cada año para optar al relevo en el puesto.

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