Crónica de un entierro a las puertas de Europa
El pasado domingo se vivió otro día amargo para la comunidad musulmana de Polonia en el pequeño pueblo de Bohoniki, una aldea en el distrito administrativo de Gmina Sokółka, dentro del condado de Sokółka, Voivodato de Podlaskie, en el noreste de Polonia, cerca de la frontera con Bielorrusia.
Ese mediodía, un grupo perteneciente a la comunidad musulmana local se congregó fuera de la antigua mezquita para orar en honor al joven yemení. Posteriormente, y en presencia del hermano del fallecido y el embajador de Yemen en Polonia, se transportó el ataúd al cementerio del pueblo, donde ha sido enterrado junto a otros inmigrantes que han sufrido las mismas circunstancias.
Lapida de Mustafa Mohammed Murshed Al-Raimi. / Edgar Gutiérrez.
Un miembro de la comunidad posa su mano en la tumba de Mustafa Mohammed. / Edgar Gutiérrez.
Esta comunidad local ha estado ayudando desde que estalló la crisis fronteriza aportando ropa, comida y recaudación de fondos para intentar paliar la situación tan angustiosa que se está viviendo.
El líder de la comunidad musulmana, Maciej Szazesnowicz, ha dejado claro que teme que próximamente podrían haber más fallecidos. Y es que desde que empezó el conflicto este verano, la crisis en la frontera ha dejado al menos 11 fallecidos, de acuerdo con la información difundida por los medios polacos.
El ataúd con un sudario verde, perteneciente a los colores del islam. / Edgar Gutiérrez.
Cubriendo el ataúd con tierra. / Edgar Gutiérrez.
Por su parte, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, afirmó ese mismo domingo que la crisis migratoria en la frontera con Bielorrusia es “el mayor intento de desestabilizar Europa” desde el final de la Guerra Fría.
Mientras tanto, personas como Mustafa Mohammed, el joven de 19 años Ahmad Al Hasan o el cadáver sin identificar que reposa junto a ellos, siguen falleciendo a los pies de Europa.
Lápidas en Bohoniki de los jóvenes inmigrantes fallecidos en la crisis fronteriza. / Edgar Gutiérrez.
Preparativos antes del entierro en Bohoniki. / Edgar Gutiérrez.