¿Qué es la pobreza de aprendizaje y por qué preocupa tanto al Banco Mundial?

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Niñas en una escuela en Pakistán. / Sala Informativa Banco Mundial

El organismo financiero alerta de que la mitad de los niños de 10 años de Latinoamérica y el Caribe no pueden leer y entender un texto corto. La meta: recortar a la mitad el índice para 2030.

¿Qué es la pobreza de aprendizaje y por qué preocupa tanto al Banco Mundial?

La pandemia de covid-19, de lejos, la crisis mundial más grave y compleja que la humanidad ha enfrentado en todo el siglo XXI, creó un desajuste de enormes proporciones en todos los ámbitos del sistema de vida moderno. Economía, salud, familia, trabajo, estabilidad emocional, sociedad y, sobre todo, educación, son los espacios de la cotidianidad que más se han visto afectados por la crisis sanitaria.

La población que más sufre los embates de una pandemia inesperada son los niños, no solo por el riesgo a su salud y desarrollo físico-psicológico, sino también por el impacto que este atraso global tiene en su proceso educativo. El segundo mayor prestamista del mundo hace énfasis en la necesidad de que los países adopten nuevas políticas educativas adaptadas a los tiempos de cambios profundos que estamos viviendo. 

En ese sentido, el organismo financiero alerta de que la mitad de los niños de 10 años de Latinoamérica y el Caribe no pueden leer y entender un texto corto. La meta: recortar a la mitad el índice para 2030. “La pandemia de COVID-19 podría hacer que la pobreza de aprendizajes —el porcentaje de niños de 10 años que no pueden leer un texto básico— aumente a cerca del 70 % en los países de ingreso bajo y mediano”, según un análisis preliminar de un próximo informe del Banco Mundial

Esto implica que los atrasos estructurales ocasionados por las restricciones derivadas de la pandemia se deben también al complejo desgaste socioeconómico de las poblaciones más pobres del mundo, lo cual impacta en el proceso de desarrollo personal, psicológico y educativo de sus niños.


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Retraso educativo

La disminución en la tasa de escolaridad es la consecuencia del “cierre prolongado de escuelas y de los escasos resultados de aprendizaje, a pesar de los esfuerzos de los Gobiernos por impartir enseñanza a distancia”, según el organismo multilateral. En muchos de estos países, las escuelas han estado cerradas entre 200 y 250 días, nada menos, y muchas aún no han vuelto a abrir sus puertas. Los principales focos de lentitud en el desarrollo de los programas educativos post-pandemia se registran en regiones como América Latina y África subsahariana. 

Los incrementos en las estadísticas negativas no apuntan solo al auge de la pobreza, la caída del consumo y el desempleo. Otros datos recientes muestran un aumento de 17 puntos porcentuales en la pobreza de aprendizajes, un panorama todavía más desalentador que la previsión de 10 puntos porcentuales presentada hace unos meses, de acuerdo con la data del Banco Mundial. “Antes de la pandemia, la pobreza de aprendizajes ya era del 53 % y, según las estimaciones, aumentaría al 63 %, pero los nuevos datos demuestran un incremento real que llega al 70 %”, precisa el informe de la entidad financiera.

Menos aprendizaje, menos capital humano

“Cientos de millones de niños han perdido, como mínimo, un año completo de escolaridad debido a la COVID-19. Esta pandemia ha causado la mayor pérdida de capital humano que se recuerde y la peor crisis de educación en el último siglo”, dijo David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial. 

La reducción en la generación de capital humano es un problema que, sin duda, impactará en las dinámicas de desarrollo de muchos países del mundo para las próximas generaciones, especialmente en los países en vías de desarrollo y en las naciones más pobres.

“Es fundamental que los niños asistan a la escuela, especialmente los que están en edad de recibir educación primaria. Las consecuencias de los cierres de escuelas podrían hacerse sentir durante décadas y contribuyen a ampliar la desigualdad, en particular para las niñas”, añadió Malpass. @mundiario 

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