Cinco consejos para evitar que los excesos de las vacaciones nos pasen factura

Colesterol.
Colesterol.

En vacaciones nos relajamos. Cometemos excesos y paramos nuestra actividad física. Esto puede hacer que nos encontremos con unos kilos de más que no teníamos antes de irnos de vacaciones.

Cinco consejos para evitar que los excesos de las vacaciones nos pasen factura

El verano es sinónimo de vacaciones, y éstas de relajación y desconexión de todo tipo de rutinas y obligaciones. En vacaciones nos quitamos los relojes y nos olvidamos de horarios. Cambia nuestro ritmo de sueño y la rutina en las comidas. Nuestro cuerpo va a sufrir por estos cambios y es muy probable que nos termine pasando factura. Por eso es muy normal que mucha gente se encuentre con la desagradable sorpresa de que, tras las vacaciones, hay unos cuantos kilos de más que no había antes de las mismas.

Aunque se haga un poco duro de llevar y no haya muchos ánimos o fuerzas para ello, es importante que no abandonemos del todo nuestra rutina diaria. Si bien es cierto que podemos concedernos algún que otro capricho, estos excesos no deben ser la nota dominante en nuestras vacaciones. No vale la excusa de decir “Como estoy en vacaciones…”, ya que si hacemos esto, la vuelta al cole se nos va a hacer muy cuesta arriba.

No es necesario que hagamos una dieta estricta en vacaciones y que no cometamos algún que otro “pecadillo” en las comidas que tomemos. Basta con tener sentido común y saber hasta donde podemos llegar. Estos son algunos consejos que podemos aplicarnos estas vacaciones para que nuestro cuerpo no sufra en exceso el cambio de rutina.

1. Comidas más frescas y ligeras: en verano no nos apetece tomarnos un cocido o un buen plato de fabada. Debemos aprovechar las frescas ensaladas y las frutas de verano que, además de ser deliciosas, son muy refrescantes y nos van a aportar un extra de hidratación. Con el calor nuestro cuerpo va a tener mayores dificultades a la hora de digerir comidas copiosas, por eso es importante tomar platos ligeros como son las ensaladas. Únicamente deberemos tener cuidado con las salsas que podemos añadir a estas ensaladas ya que, por regla general, aportan un exceso de calorías a nuestra dieta. Es mejor que aliñemos estas ensaladas con un buen aceite de oliva virgen extra y vinagre o limón, al gusto. Tampoco debemos abusar de la sal en este tipo de comidas, ya que no sólo nos va a subir la tensión arterial, sino que va a provocar una posible deshidratación en nuestro cuerpo que va a tratar de eliminar este exceso de sal incrementando la sudoración y perdiendo agua sin que nos demos cuenta.

2. Hacer la compra con cabeza: como ya hemos dicho, en verano nos relajamos a la hora de hacer la compra y se nos pueden antojar muchos pequeños placeres que nos pueden suponer algún que otro disgustillo. Es importante que a la hora de ir a comprar al supermercado, lo hagamos sin hambre ya que, de lo contrario, terminaremos comprando muchas "chucherías" que van a ir directas a nuestros michelines. Es mejor que hagamos una lista de la compra antes de salir de casa y que nos ciñamos a ella. Podemos concedernos algún capricho, como puede ser la compra de helados o bebidas refrescantes azucaradas, pero teniendo siempre en la cabeza que no podemos abusar de ellos. Los helados no tienen porque ser eliminados de nuestra dieta por la creencia de que engordan demasiado. Sí es cierto que muchos de ellos contienen un exceso de azúcares, pero también son una fuente importante de nutrientes. Podemos tomarnos un helado ya que nos va a servir para refrescarnos, sobre todo en las calurosas noches veraniegas, pero sin abusar.

3. Comidas fuera de casa: es muy habitual en esta época del año que se hagan muchas comidas y cenas en bares y restaurantes. La cervecita bien fría con una tapita acompañándola, es un clásico del verano. No tenemos por qué renunciar a este pequeño placer. Lo que sí debemos hacer es, como siempre aplicar el sentido común y no abusar de ello. Debemos tener especial cuidado con las bebidas refrescantes que contienen un exceso de azúcares. El alcohol tampoco debe ingerirse en exceso ya que, no sólo es nocivo para nuestro cuerpo si se toma en exceso, sino que con el calor nos puede provocar también una pequeña deshidratación.

4. Beber agua: si es importante beber agua durante todo el año, en verano mucho más. Gracias al agua, y a través de la sudoración provocada por las altas temperaturas, nuestro cuerpo irá eliminando todas aquellas toxinas que no necesita. Hay muchas personas que no les apetece beber agua porque les resulta insípida o tienen la falsa creencia de que “no les quita la sed”. El agua es el mejor complemento para quitar la sed. Si no nos apetece por ser insípida, podemos probar a tomarla más bien fresquita, añadirle un chorrito de limón o tomar infusiones frías tales como el té o un café con hielo. Otra medida que resulta muy eficaz para ingerir agua sin que nos demos cuenta y que da muy buenos resultados, sobre todo en el caso de los niños y los ancianos, es tomar gelatina. Bien fresca y con un sabor muy apetecible, la gelatina se convierte en un gran aliado para aportar la hidratación que nuestro organismo necesita.

5. Ejercicio: sabemos que con el calor hacer deporte puede ser un poco complicado. No debemos abandonar nuestra rutina de ejercicio que hacemos durante todo el año, en vacaciones. Obviamente lo que no se debe hacer es salir a hacer ejercicio a las horas centrales del día. Eso sería una locura. Pero sí podemos aprovechar a primera hora de la mañana, o al caer el sol, para dar pequeños paseos a la orilla del mar o paseos en bicicleta por el paseo marítimo. A la hora de hacer ejercicio en verano, debemos tener especial cuidado con la exposición al sol. Ropas ligeras y un buen protector solar no deben faltar a la hora de practicar ejercicio en la época estival.

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