El juicio a los secesionistas es una película que ya vimos demasiadas veces

Oriol Junqueras, exvicepresident catalán. / Generalitat de Catalunya
Oriol Junqueras, exvicepresident catalán. / Generalitat de Catalunya.

Nada nuevo han dicho los abogados ni los fiscales ni los acusados. Es como si una vez aprendidos los textos y ensayados hasta la saciedad, hubiese comenzado la función.

El juicio a los secesionistas es una película que ya vimos demasiadas veces

El hartazgo es tan mayúsculo que hasta Puigdemont afirma que desearía dejar la política para ser una persona normal. Parece difícil pero también parece raro que trescientos funcionarios, concretamente mossos, hayan solicitado salir de Cataluña, un lugar donde les pueden abrir expediente por decir que la república catalana no existe o premiar por ser policías de la inexistente república.

Hoy le tocó el turno a Oriol Junqueras quien con su cara de bonachón dejó que su abogado, llevado allí para que diera la palabra a quien se defiende solo, o mejor, no se defiende sino que ataca con exquisitos modales y en perfecto español porque ahora por lo visto ama lo español y a España en contra de lo que escribe sobre el supremacismo y el odio. Tuvo el error de comparar a Cataluña con Noruega que ya era un reino hace diez siglos y formó una unión con Suecia, y luego Dinamarca, de la que se separaría pacificamente a principios del siglo XX  También con Escocia  que era un reino hace doce siglos y se unió a Inglaterra en el Siglo XVIII sin que exista una Constitución que le impida volver a separarse.

De ahí pasó a Canadá, otro caso de referéndum, un país formado por agregación de provincias bajo el Reino de Isabel II y con estructura confederal. De Canadá conviene decir que el referéndum de Quebec fue consultivo y que con la Ley de Claridad actualmente vigente no habría referéndum en Cataluña porque los que llevaban la secesión en su programa nunca alcanzaron el 50% de los votos, y menos el 55%, y que ni siquiera ganaron en todas las provincias y capitales con lo que Tabarnia siempre sería española aún ganando una hipotética consulta a la que la ONU no concede derecho. También mencionó otros casos tras la caída del telón de acero que no vale la pena ni citar, pero la realidad es que si la UE diera validez a los argumentos de Junqueras, Europa sería un lugar ingobernable con cientos de países porque hay muchas otras regiones con más argumentos que Cataluña.

Oriol se mostró comedido en sus discurso (llamarlo interrogatorio sería una aberración) y nos contó la historia de ERC, de su ideario, de su pacifismo, y el porqué Cataluña se tiene que ir de España hacia una Europa Federal, algo que conseguirán aunque él tenga que ser un mártir y en todo momento trazó su dibujo de preso político, lo que afirmó con rotundidad. El problema es que nos entretuvo durante demasiado tiempo con su ideario pero como le dijo Alsina a Torra en la entrevista de Onda Cero, si se procesara a la gente por sus ideas, él y Torrent y Tardá y Rufián y todos los diputados del Parlament y del Parlamento independentistas estarían también procesados y no lo están, claro que ya se encargará TV3 de manipular el discurso con un corta y pega que logre aumentar sus seguidores un poco más y afianzar los que ya tiene.

El caso es que no queremos prejuzgar, ni siquiera juzgar, solo hablar de lo que nos ocupa, de los hechos, de hacer una declaración unilateral de independencia amparándose en un referéndum ilegal, prohibido por el Tribunal Constitucional, al que no acudió a votar ni la mitad del censo pese a los votos duplicados y a la malversación de fondos para el Procés. Para poner un claro ejemplo de que la lógica de Junqueras carece de lógica, imaginemos que alguien quiere acostarse con Charlize Theron o con Brad Pitt, según el caso, que eso es su deseo, su objetivo, lo mejor para él y para todos. Nadie lo detendrá ni lo juzgará por sus ideas pero si lo consigue con una DUI, decisión unilateral de intenciones en este caso, y sin el consentimiento de la otra parte, solo con amenazas, lo detendrán y será encarcelado según determinen las leyes de cada país. 

Las ideas no son buenas ni malas, son ideas, así puedo leer El Capital de Marx o Mi Lucha de Hitler y enamorarme  de un ideario, o incluso tratar de que triunfe, pero no se puede declarar una dictadura comunista o un régimen nazi sin modificar la Constitución y aprobar los cambios el mismo pueblo soberano que la aprobó. Parece tan evidente que veo difícil que los jueces duden. El mismo sol que da vida nos deja ciegos si lo miramos saltando las normas, es el mismo sol que nos da calor y nos produce cáncer de piel si no seguimos una reglas.

Esperemos que pasen pronto los discursos políticos de ideario, los dirigidos a la opinión internacional, y empiece el juicio de verdad, el de testigos y datos que permitan analizar los hechos y juzgarlos. Hasta ahora los abogados se han dedicado a justificarlos aunque el Fiscal logró barrer todos sus argumentos. @mundiario

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