En España todavía hay instituciones que no se acomodan a la igualdad de derechos

Un símbolo de la justicia. / Pixabay
Un símbolo de la justicia. / Pixabay
Pareciere que la igualdad y la denuncia obligada del machismo para toda la ciudadanía y para quienes asumimos responsabilidades profesionales en el ámbito de la igualdad es un titular indudable … pero con voz baja y con cuidadito en donde o quien pongas la alerta. El dedo y la luna.
En España todavía hay instituciones que no se acomodan a la igualdad de derechos

La historia de los derechos humanos es la evolución de miles de batallas donde cada conquista fue enarbolada con enorme dificultad y no sin pasos atrás. El feminismo no es una excepción, y hasta el obvio derecho a la igualdad entre mujeres y hombres encuentra absurdos obstáculos en forma de doctrinarios resucitando estúpidos estereotipos y artificios tras los que se atrincheran los acomodados con los viejos roles. 

Mientras la teoría de la igualdad de derechos y las campañas de concienciación se institucionalizan, y existen servicios públicos específicos para la prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres la realidad es mucho más tozuda y el patriarcado sigue manteniendo redes obstinadas tejidas muchas veces desde ámbitos poderosos, burlando, directa o indirectamente los preceptos de la legislación de género nacida fruto del firme compromiso del primer gobierno paritario de España, el de Zapatero, para hacerse eco de las ya infinitas e inagotables voces que exigíamos cambios. Dichas leyes fueron encontrando, con mayor o menor éxito, sus propias propuestas en las legislaciones autonómicas como ocurrió en la Galicia del bipartito.

Pero son muchos los foros donde se denuncia aquellas instituciones que no se han acomodado a esta necesidad, y así existe una reiterada denuncia, incluida en su propio seno, de la falta de perspectiva de género en la Justicia. Desde la composición de los altos tribunales, pasando por la escasa formación exigida a las y los titulares de los juzgados de Violencia de Género (frente a otros especializados), pasando por el denominado por tantas víctimas “calvario” de la llamada victimización secundaria de interrogatorios, reniterrogatorios, esperas, dudas, desconfianza, etcétera, hasta el ejemplo de sentencias como la desgraciadamente conocida “sentencia de la Manada”.

Testigo

Quien suscribe conoce bien ese círculo como abogada feminista y técnica de igualdad, habiendo sido testigo –directa e indirecta– de comportamientos calificados por las víctimas como “humillantes, vejatorios, hirientes… machistas”. Pues bien, el hecho de reflexionar –y permitir que otras personas reflexionen– en una red social (de quien suscribe) sobre el comportamiento de un juzgado de Violencia de Género o de determinadas personas le ha costado en una primera sentencia (afortunadamente no firme y susceptible de recursos) una multa y una indemnización de 500 euros al magistrado “ofendido”.

Se da la paradoja de que está acreditado que ante Concellería da Muller, ante distintos Centros de Información a la Muller, ante distintas asociaciones de mulleres de Ferrolterra, ante el Consello de la Muller de Ferrol, en concentraciones públicas (Pre-COVID) en la Plaza de Armas de Ferrol, etcétera existen quejas, algunas tan sangrantes que encogen el alma, contra ese mismo comportamiento que he presenciado y del que comparto opinión y he escuchado, sin embargo la Justicia ha decidido hurgar y buscar en las redes sociales que denuncian pero no se han molestado en conocer el dolor de las mujeres rasgadas por la insensibilidad que han percibido.

Pareciere que la igualdad y la denuncia obligada del machismo para toda la ciudadanía y para quienes asumimos responsabilidades profesionales en el ámbito de la igualdad es un titular indudable … pero con voz baja y con cuidadito en donde o quien pongas la alerta. El dedo y la luna. @mundiario

Beatriz Sestayo. / Mundiario

Beatriz Sestayo. / Mundiario

Manifesto ante a condena da avogada Beatriz Sestayo, por unha xustiza libre de prexuízos machistas e igualitaria*

Seguimos asistindo a unha actuación claramente aliñada cos presupostos machistas e misóxinos, por parte de algúns xuíces e xuízas, que non dubidan en aplicar o SAP (Síndrome de Aliñación Parental), ou ditar sentenzas baseadas en argumentos de estereotipos de xénero, aplicando a terapia da ameaza ou simplemente partir do prexuízo de que o relato da vítima, por ser muller, non é críbel.

As profesionais que asumen a defensa das vítimas de violencia machista, son á súa vez vítimas en demasiadas ocasións destas actitudes, que intentan acoutar a liberdade no exercicio da súa profesión, criminalizando a defensa das vítimas. Vímolo nalgúns casos mediáticos, e pasa invisible en moitos xulgados. Estas profesionais son de vital importancia tanto como defensoras ou peritos en procedementos, como no seu papel de apoio moral ás vítimas. Esta estratexia ten como obxectivo dificultar ás vítimas o acceso a uns servizos de psicoloxía, avogacía, cada vez máis escasos e nos cales as profesionais traballan con preocupación por posibles efectos adversos, polo tanto condicionadas e con frecuencia con temor, poñéndose en risco a imprescindible independencia profesional.

As consecuencias de certas actitudes persoais contrarias ao Dereito, que teñen nos procedementos de violencia machista, e a escasa formación que se lles require ás persoas que operan na xustiza, xuíces e xuízas incluídas, producen vitimización e violencia institucional. Ista é unha das principais razóns de retiradas de denuncias por parte das vítimas.

Nesta última semana, a condena da avogada Beatriz Sestayo por cualificar, nunha rede social, a actitude dun xuíz como "machista", cun importante eco mediático, onde se vinculaba a súa vida persoal e social, co feito de ser denunciada por este xuíz, é un caso máis a engadir á longa lista de actuacións, que o bloque machista e misóxino, que aínda resiste nalgúns xulgados, ven executando, com efectos claramente lesivos contra os dereitos das mulleres e o dereito á defensa. Resulta especialmente grave o feito de incluír argumentos subxectivos na sentenza, valorando a palabra machismo como un insulto, ou que sería un agravante o feito de que a denunciada teña unha actividade política e feminista.

Precisamos unha xustiza libre de prexuízos machistas e igualitaria, con xuíces e xuízas libres de prexuízos e de estereotipos, cos medios necesarios para que podan impartir a única que pode considerarse xustiza para as mulleres, a xustiza libre de machismo.

* Manifesto aberto a novas firmas.

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