El actual uso político del Derecho en España

Un símbolo de la justicia. / Pixabay
Un símbolo de la justicia. / Pixabay
El sometimiento y el cumplimiento de la Ley y el  Derecho es lo que hace posible la democracia. Pero el Derecho también plantea problemas cuando adquiere un protagonismo excesivo en el debate político.
El actual uso político del Derecho en España

Angel Ganivet escribió en 1888 en El Porvenir de España: "El Derecho es una mujerzuela flaca y tornadiza que se deja seducir  por quienquiera que sepa sonar bien las espuelas y arrastrar el sable".

Hoy  nuestro país es un Estado de  Derecho, en donde, precisamente, el sometimiento y el cumplimiento de la Ley y el  Derecho es lo que hace posible la democracia. Pero el Derecho también plantea problemas cuando adquiere un protagonismo excesivo en el debate político. Algo que por desgracia empieza a ser muy  frecuente entre nosotros, hasta el punto que el Derecho, o mejor dicho su interpretación, se utiliza, casi de forma exclusiva, como arma arrojadiza entre  la oposición parlamentaria  y el Gobierno.

La oposición fundamenta gran parte de su deslegitimación del Ejecutivo  en una interpretación interesada y falsaria  del marco constitucional y legal. Eso es lo que supone, por ejemplo,  la apelación de Pablo Casado a una imaginaria prevaricación de Pedro Sánchez por su actuación  en Cataluña, o cuando  se alude a  "desjudicializar" toda esta problemática política y social.

Si el Derecho sigue siendo utilizado como único instrumento de la confrontación política, el Derecho termina degradándose y confundiendo a los ciudadanos  que solo verían  la validez de  los comportamientos políticos en clave jurídica. Lo que irreversiblemente termina por  trasladar el debate al ámbito del poder judicial.

De seguir por esta senda (in)constitucional,  porque rebasa los límites  que a la actuación de los jueces asigna  la Constitución, se corre el peligro gravísimo de convertir a los magistrados en protagonistas políticos, con el consiguiente desgaste y descomposición del  necesario  equilibrio entre los poderes del Estado democrático. @mundiario

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