Las elecciones del 26-J dejan muchos mensajes y señales de alerta al PSOE

Pedro Sánchez, secretario general del PSOE. / Mundiario
Pedro Sánchez, secretario general del PSOE. / Mundiario

En las autonomías donde el PSOE gobierna en coalición con Podemos los resultados son tan preocupantes que si no los asumen a tiempo -aún queda hasta 2019- dentro de 3 años el PP podría recuperar dichos gobiernos regionales.

Las elecciones del 26-J dejan muchos mensajes y señales de alerta al PSOE

Algunos aseguran que la victoria o la derrota en política es algo relativo, de ahí que se haya creado-y multiplicado- unos profesionales de la derrota que consiguen hacer una longeva carrera en el partido a pesar de que nunca logran ganar unas elecciones. Yo, sin embargo, pienso que en la política lo que determina una victoria o una derrota es si aprendes de ello y sacas las lecciones adecuadas. Ya si hablamos en términos de poder, la cuestión es más sencilla: si llegas o te mantienes en el gobierno, entonces ganas. Aún así prefiero la lógica de la política, de la buena política, antes que la ambición del poder por el poder.

Si en las elecciones del 20-D se configuró un sistema de partidos donde tenían cabida 4 opciones, con una ventaja clara del PP sobre los demás, la noche del 26J tiene un ganador absoluto que es la derecha, no sé si Mariano Rajoy. Sin embargo en la izquierda hay un partido que ha sufrido una derrota clara y otro que se ha encontrado con una dura decepción. En la sede de uno de estos partidos se respiraba euforia desbordada y gritos de “presidente, presidente”; en el otro partido las caras largas y la seriedad por el palo electoral recibido se mostraban sin disimulo alguno. Por eso dentro de la derrota de la izquierda hay un partido que es consciente de sus errores e intentará corregirlos (otra cosa es que lo logre); y otro partido que solo piensa en clave de poder interno o lo que es lo mismo: sin más satisfacción que aquella que permite a las élites fracasadas tener una coartada para seguir. 

¿Por qué se equivocaron todas las encuestas? Habrá tiempo y expertos para hablarnos sobre ello, ya que yo no soy sociólogo ni me gustan especialmente los sondeos; pero políticamente seguimos observando, desgraciadamente, a un partido que sigue sin querer aprender de la nueva situación política en nuestro país y que ha quedado a 52 escaños del partido más votado, que ha sido nuevamente el Partido Popular. Si en cualquier país europeo un partido con 52 diputados menos que el vencedor aparece la noche electoral haciendo una fiesta en su sede, los ciudadanos los tomarían por locos y frívolos, además de irrespetuosos.

Algunos solo pueden celebrar la inercia que aún mueve a un PSOE que se sirve de la cantidad de gasolina que consiguió guardar en su depósito tras los gobiernos de Felipe y de Zapatero. El problema llega cuando esta gasolina se agota y los que van en la clase VIP del autobús necesitan que algunos se vayan bajando para aligerar el peso y, además, empujar desde fuera. Es difícil la recuperación de un partido en caída constante- por muy histórico que sea- si su clase dirigente no quiere asumir responsabilidades y adoptar nuevas estrategias que consigan devolver el lugar y la vitalidad necesaria para que se logre volver a ser un partido de mayorías. 

Con este rumbo y esta visión es muy complejo que el socialismo pase de ser un partido de resistencia, con el agravante de que este 26J no ha ganado en ninguna CCAA, siendo llamativo el golpe en Andalucía, el descalabro en Castilla la Mancha y el palo recibido en la Comunidad Valenciana.  De Cataluña es inútil seguir hablando porque allí siguen con el sostenella y no enmendalla. 

El PSOE debe plantearse si quiere intentar conquistar un futuro común para una nueva mayoría progresista en España, o pretende seguir enrocado como si fuese un castillo solamente útil para la supervivencia y el disfrute de los señores del Castillo, que a este paso cada vez serán menos. 

En las autonomías donde el PSOE gobierna en coalición con Podemos los resultados son tan preocupantes que si no se asumen a tiempo- aún queda hasta 2019- dentro de 3 años el PP volverá a recuperar dichos gobiernos regionales. Estas elecciones dejan muchos mensajes y señales de alerta al Partido Socialista que ignorarlas solo sería de insensatos y frívolos narcisistas.

Europa está cambiando de manera convulsa y España poco a poco también cambiará. Es cierto que aquí somos más conservadores, pero hay tendencias claras que no son fruto de la casualidad. Los electores pronto han castigado a Podemos por sus incoherencias y actitudes, en ocasiones, desconcertantes y rayanas con la temeridad. Y, desde luego, han hundido a Ciudadanos que ha sido el gran perdedor de la noche. No es de locos pensar que si el PP se renueva y consigue articular una cúpula más novata y un mensaje más creíble, pronto volverá a rozar los 160 diputados en solitario. El PSOE ya ha jugado la carta de la “renovación” y ha conseguido un resultado aún más histórico que el 20-D: 85 diputados, a 52 del PP. Del Senado, mejor, hablemos otro día (130 senadores del PP frente a 43 del PSOE).

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