324 razones para no fiarse de ETA: Los crímenes sin aclarar

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Los tres jóvenes gallegos, asesinados por ETA en 1973.

Entre los crímenes que ETA no reconoce destaca al asesinato de tres jóvenes gallegos que en 1973 secuestró, al confundirlos con policías, torturó, asesinó e hizo desaparecer sin querer decir nunca dónde se hallan.

324 razones para no fiarse de ETA: Los crímenes sin aclarar

Hay 324 razones, sobre 829, para no fiarse de ETA. Son los 324 asesinatos, contabilizados por Dignidad y Justicia que quedan sin resolver del macabro historial de esta organización criminal vascongada. Ni aun los arrepentidos dispuestos a colaborar han ayudado a que se sepa quiénes fueron los autores de aquella escabechina de tiros en la nuca, bombas lapa o bombas por correo. Y el hecho de que todos o gran parte de estos crímenes queden técnicamente impunes porque el paso del tiempo impuso la extinción de responsabilidades penales, siguen vigentes las morales. Y eso sin contar los numerosos daños y estragos igualmente no castigados.

Estos días asistimos a una nueva escenificación bien tramada de la estrategia de ETA para salvar la cara ante la historia de modo que quede justificada su existencia. De entrada, el comunicado de petición de perdón se dirige al pueblo vasco y no al español, en su conjunto, y además delimita el alcance de sus crímenes, de sus víctimas, de su terror.

De todo el conjunto de manifestaciones a las que asistimos, que prueban lo bien tramada que está la estrategia, me parece lo más indigno, vergonzoso e hipócrita es el comunicado de los obispos, lo que nos hace recordar que ETA nació en seminarios y sacristías. Y de nuevo nos recuerda que esta Iglesia vascongada es sucesora de aquella otra carlista, pues del tronco del carlismo emergió el nacionalismo de Sabino Arana y de un partido, el PNV, que surge arrodillado antes Dios, el Dios de los vascos, claro.

El diario El Correo ha publicado esta semana una rigurosa información donde detalla las mentiras que contiene el comunicado de ETA y señala: “El comunicado de ETA en el que reconoce el «daño causado» incluye una nota «explicativa sobre el daño causado» en el que la banda alude a uno de los temas más sensibles que tiene sobre su futuro: los más de 300 crímenes sin resolver. El escrito incluye una referencia a la historia de ETA en el que la banda asegura que la organización «ha reivindicado todas las acciones» que ha cometido y que su militancia ha asumido «una responsabilidad colectiva».

Dice el citado diario que la afirmación es falsa, ya que existen varios atentados que pese haber constancia de que fue ETA la banda que los perpetró jamás los ha querido reconocer”. Uno de esos crímenes que la organización criminal borra de su lista fue el tristemente recordado atentado que  el 13 de septiembre de 1974 acabó con la vida de trece personas en la cafetería Rolando de Madrid. Dada su proximidad a la Dirección General de Seguridad y al Cuartel de Pontejos, en Madrid. ETA consideró que era un local al que solían acudir policías y decidió colocar una potente bomba en su interior. La mayor parte de los asesinados eran civiles.

En este sentido, El Correo recuerda otro crimen que ETA no quiere reconocer, el que costó la vida  a tres jóvenes gallegos José Humberto Fouz, Jorge Juan García y Fernando Quiroga, que habían acudido, en 1973, a ver la película 'El último tango en París' a San Juan de Luz. ETA los confundió con policías, los secuestró, los torturó, los asesinó y se deshizo de los cadáveres de tal forma que jamás han sido encontrados. Pese a los llamamientos institucionales de todo tipo para que la banda colabore con la localización de los cuerpos, siempre ha guardado silencio sobre este caso.

El citado diario recuerda otros casos de crímenes de esta banda que no se asumen como tales: El asesinato en Tolosa de tres jóvenes que vendían enciclopedias en euskera a los que tomó por policías disfrazados. Uno era militante del PNV y otro del Partido Comunista. Ni tampoco se alude al asesinato de un taxista, llamado José Uriarte, primo del obispo Juan María Uriarte, al acusarlo de confidente. ETA reconoció primero el crimen y luego se desdijo.

Hay casos “tabúes” que la banda no quiere reconocer precisamente por lo tenebroso que resultan casos como su brutal la crueldad al torturar a tres jóvenes inocentes y hacerlos desaparecer o confundir a vendedores de libros en euskera con policías, lo que en ningún caso justifica el crimen.

Y en cuanto a los 324 crímenes sin resolver, ETA no dice nada. Al menos, sería un gesto de verdadero arrepentimiento que dijeran la verdad; pero según código de la banda,  los límites de su colaboración con la justicia son «la delación y el arrepentimiento», como repetidamente pregonan los dirigentes de esta organización y sus afines. El análisis de El Correo que recogemos, señala otros aspectos hipócritas del comunicado, como amparar los crímenes de la banda en una responsabilidad colectiva, que excluye la individual. Y sobre todo, quiere enmarcar sus acciones en una guerra de igual a igual contra el Estado opresor.

 

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El cartel que atribuye a Zapatero el final de ETA.

 

Ahora aparece Zapatero

En medio de este proceso, los sectores del PSOE, afines a Zapatero, han iniciado una campaña en el que atribuyen el final de ETA al  ”trabajo silencioso y constante” del ex presidente del Gobierno. Conviene recordar, a este respecto, que, pese a anunciar que no lo haría, Zapatero negoció con ETA tras el atentado de la T4, y que durante aquel proceso incluso se produjo un chivatazo por parte de la propia policía para que los miembros y colaboradores de la banda comprometidos o relacionados con el proceso pudieran eludir ser detenidos.

Las posteriores investigaciones sobre el chivatazo (que frustró una operación contra la financiación de ETA a través de la recaudación del llamado “impuesto revolucionario”, el caso del conocido Bar El Faisán) determinaron que, con la grave implicación de diversos mandos policiales, se quiso evitar la puesta en peligro del proceso de paz en marcha, cuyo éxito se atribuye ahora a Zapatero. @mundiario

 

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