5 reflexiones para los que ya no creen en la vida

Mujer depresiva con las manos en la cara./ Daniel Reche en Pixabay.
Mujer depresiva con las manos en la cara./ Daniel Reche en Pixabay.
Algunos caminos tendrán espinas, otros flores primaverales. Algunos caminos serán largos y resbaladizos, otros traerán atajos; algunos senderos te darán el calor de una chimenea en el invierno de los dolores de la vida. Pero todo pasa.
 
5 reflexiones para los que ya no creen en la vida

Este texto no es informativo, no muestra estadísticas, ni pretende emitir juicios, de por qué o de las motivaciones que te hacen pensar en abandonar el escenario de la vida.

Tampoco quiero imponerles verdades absolutas, al contrario, quisiera, si pudiera, escuchar tu verdad, los dramas que te afligen.

Vengo con un corazón sin pretensiones y un alma receptiva, en un intento de abrazarte con estas palabras que te escribí, pues creo que en este momento, ya no puedes contener tus lágrimas de desilusión, pérdida y el dolor de la desesperación que te traspasa el pecho. 

Ahora mismo, sé que más que nada, lo que realmente necesitas son palabras de calidez que calientan tu corazón, un tierno cariño que acaricia tu alma, de quienes te elevan a través de la comprensión, del no juicio. Quiero que sepas que todo lo que te está sucediendo en este momento podría pasarme a mí oa cualquier otra persona, ya que todos estamos juntos en este viaje de aprendizaje.

Caer y levantarse se trata de nuestra humanidad. Y aunque no estoy presente en este momento para tomar tu mano con firmeza y contarte algunas cosas de la vida mirándote a los ojos, escribí este pequeño texto para ti, materializando mi intención en estas palabras que aquí siguen.

Quizás mi intento tenga éxito y estas reflexiones aquí contenidas lo guiarán en los pasos de una esperanza renovada. Y si todavía no es posible, al menos pensemos un poco en todo lo que se escribe a continuación antes de tomar una decisión extrema e irreflexiva.

1- ¿Crees que tu problema no tiene solución?

No sé exactamente por lo que estás pasando ahora, pero estoy segura de que según tu percepción e incluso evidencia concreta, real y fatídica, crees que tu problema no tiene solución, que todo se acabó, que todo se ha perdido o que reconstruir lo poco que queda es imposible; que no hay nada más que se pueda hacer sobre esta situación y que todo carecerá de sentido.

Quiero que sepa que su problema nunca se resolverá dentro del problema en sí, sino en perspectivas fuera de él. Trate de salir de la maraña del problema y vea qué se puede hacer mirando la vida desde otros ángulos. En una casa, por ejemplo, no solemos tener una sola ventana, sino muchas otras y desde cada una de ellas, la vista del panorama desde el exterior trae una configuración diferente.

Entonces, por un momento, intenta salir un poco del problema para que puedas visualizar este tema que te molesta desde nuevas perspectivas.

Sé bien que en este delicado momento esta no es una tarea fácil, sin embargo, a veces la solución está justo frente a nosotros, pero estamos tan envueltos en la niebla de la desesperación y la tribulación que estamos viviendo que no podemos percibir nada más del nuestro dolor y sus consecuencias.

En otros casos, sin embargo, el tema no es tan simple, requiriendo un posicionamiento más atento, lecturas más precisas de las circunstancias, un discernimiento más lúcido y clarificado. En ambos casos, la solución tan esperada para salir del limbo del sufrimiento nunca estará en el problema, sino siempre fuera de él. El consejo que traigo en esta reflexión es que para cada problema habrá una o más salidas y algunas estrategias deben ser construidas por usted. 

2- Cuidado con tus pensamientos intrusivos

Los pensamientos invasivos son una verdadera trampa en su contra, erosionan su autoestima y socavan sus esperanzas.

Cuando me refiero a pensamientos invasivos, me refiero a pensamientos dolorosos e inútiles y a preguntas como: “Todo lo que hago sale mal, ¿de qué sirve vivir?”, “¿Cuál es el sentido de mi vida, qué estoy haciendo aquí?”. Para mí nada tiene sentido ”,“ mi vida es solo sufrimiento, un problema se acaba y viene otro ”. ¿Se ha identificado con alguno de estos pensamientos y argumentos?

En algún momento de la vida, estas preguntas aparecen y cuando son puntuales, fugaces y no tan exacerbadas, se manifestarían como una angustia propia del ser humano, que caracterizaría un momento de crisis existencial. De todos modos, no los lleves solo. Ningún ser humano es autosuficiente y por eso nos caracterizamos como seres sociales, gregarios.

La reflexión que traigo a este tema es para no dudar en pedir ayuda exterior, para activar su red de apoyo social, que está formada por sus familiares, profesionales cualificados, amigos y la conexión con su espiritualidad a través de la oración y la fe. ¡Confianza!

3- Estás viviendo un momento doloroso, pero recuerda que no es eterno

Nada es eterno, porque la única permanencia es la impermanencia; todo en esta vida pasa.

La vida nos presenta situaciones arquetípicas, es decir, en cualquier momento o espacio geográfico, determinadas vivencias propias de las leyes de la vida, de las que no podemos escapar, persisten en el tiempo. En otras palabras, sin importar la etnia, género, religión o situación socioeconómica, como seres humanos pasaremos por momentos de dolor, alegría, pérdidas, ganancias, desesperación, alegría duplicada, desesperanza, fuerza renovada.

Y de nuevo, estaremos con ganas de echarlo todo por los aires y creer firmemente que esa experiencia no llegará a su fin, para que podamos vislumbrar una vez más la esperanza renacida de la nada al final del túnel. Y así, todo vuelve a una impermanencia constante. La vida misma nos trae este vaivén existencial y emocional donde se intercalan estos dos polos: alegría y sufrimiento, desgracia y fortuna, pérdidas y ganancias. 

Por lo tanto, debe saber que ninguna situación o condición, por buena o mala que sea, puede durar para siempre.

Incluso el sufrimiento que te trajo aquí, ahora mismo tendrá un final, así que no te desesperes, date la oportunidad de ser feliz una vez más.

La reflexión que traigo a este tema es invertir en fortalecer tu resiliencia y aprender de las dificultades que todo esto te trajo.

4- Sensación constante de "falta de energía" y estados depresivos

En ningún momento pretendo patologizar o etiquetar su dolor, pero me gustaría hacerle una advertencia, que sea consciente de los sentimientos persistentes y síntomas de desesperanza, dificultad para concentrarse, insomnio, sensación de letargo, también conocido como “baja energía”, alteraciones psicomotoras, estados de ansiedad, sensación de fracaso, mal humor, irritabilidad y profunda tristeza.

En este contexto, está presente la anhedonia, en la que actividades que antes eran placenteras, ahora no tienen sentido, caracterizadas por la falta de entusiasmo por la vida y un sentimiento de vacío existencial. En algunos casos, estos síntomas se vuelven tan caricaturizados, tan fuertes, tan incisivos, que la persona comienza a faltar a compromisos, descuida su higiene personal, se aísla de las personas, comprometiendo su vida social, incluido el grupo de personas que podrían brindar apoyo. 

Frente a este panorama, su mundo, antes colorido y vivo, se volvió gris y lúgubre. Dado todo lo tratado en este ítem con sentimientos recurrentes y síntomas característicos enumerados, se necesita ayuda profesional para descartar enfermedades físicas como problemas de tiroides o anemia, así como problemas psicológicos como la depresión en sí, un trastorno del estado de ánimo muy común. 

Es importante que se aborde el tema de la salud mental, ya que es algo de extrema responsabilidad de cualquier profesional cuando el tema es la preservación de la vida y el bienestar psicofísico.

El consejo que traigo a este tema es que se toma en serio su salud psicofísica. En otras palabras, que se investigue y se preserve. Y si ese es el caso, haz el tratamiento adecuado.

5- Es en tu supuesta debilidad donde reside tu fuerza

Cuando me refiero a debilidad, me refiero al agotamiento de la fuerza emocional para seguir viviendo y nunca en el sentido de cobardía o escape de las luchas de la vida. Digo esto porque cuando una persona llega a un estado de agotamiento psicológico hasta el punto de renunciar a todo, incluso a sí mismo, es porque ya ha invertido, creído, peleado, jugado todas sus fichas. Es decir, todo (o casi todo) ya está hecho, pero con escasos resultados. ¡Eso es ser fuerte!

No se sienta culpable o avergonzado por haber pensado por un momento en renunciar a la vida.
Confirmo que cada persona en esta vida tiene sus momentos de angustia, pero estos pasarán, así como las nubes oscuras se disiparán y darán paso a un nuevo día, un nuevo amanecer. Cree en ti mismo, ten fe en la vida, date una nueva oportunidad, reúne fuerzas para seguir en tu camino.

Algunos caminos tendrán espinas, otros flores primaverales. Algunos caminos serán largos y resbaladizos, otros traerán atajos; algunos senderos te darán el calor de una chimenea en el invierno de los dolores de la vida. Y es este apoyo el que necesitas para anclar tu fuerza interior.
La reflexión que traigo a este tema es que seas generoso contigo y te tomes un descanso para reponer tus energías, para pensar en cómo será tu vida renovada y no en tu muerte. 
En el siguiente rincón de la vida, nacen otras oportunidades junto con el amanecer de tu existencia. No te rindas. @mundiario

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