Para esto pudimos habernos ahorrado muchos líos

Caixa Galicia y Caixanova van a estudiar su posible fusión. El anuncio de ese compromiso se lo apropió el
Para esto pudimos habernos ahorrado muchos líos

Caixa Galicia y Caixanova van a estudiar su posible fusión. El anuncio de ese compromiso se lo apropió el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que poco antes se había comunicado con otros líderes políticos en busca de apoyo. El presidente está preocupado y es normal que lo esté, porque las cosas han cambiado pero no tanto como a él le gustaría ni en la dirección que en el fondo él desea. Digásmolo claro: el hombre que lleva ahora las riendas de la fusión en Galicia es Julio Fernández Gayoso, presidente de Caixanova, quien ha pasado de ser la persona más perseguida por Feijóo, hasta el punto de querer mandarlo a su casa, a ser el gran deseado. Si algo se ha demostrado aquí es que para hacer una fusión no hacía falta ni una ley recurrida ante el Constitucional, ni meterle el dedo en el ojo a Julio, ni andar a leches con Zarrías, ni decir que Pachi es el culpable de que no haya fusión… Y dicho todo eso, tampoco hay que menospreciar el objetivo final de Feijóo, ya que está en juego la mayor operación financiera de la historia de Galicia y si los deberes no se hacen bien puede ser que Galicia regale –literalmente–al menos una de sus dos cajas, que es mucho decir. Perder una caja sería infinitamente peor que cualquier venta de una empresa, llámase Fenosa o Fadesa, no solo por razones estratégicas, sino también económicas. Entre otras cosas porque se la llevarían por la cara, ya que una caja no tiene accionistas y nadie cobraría. En las cajas no hay ningún Manolo Jove que se pueda hacer multimillonario con una venta. Ni hay ningún Banco Pastor que pueda vivir de rentas años y años gracias a las acciones de la Fenosa de Pedro Barrié de la Maza, que su sobrino José María Arias dejó a cero.

Xornal de Galicia ha ido por delante al informar de prácticamente todo lo que ha pasado y está pasando en las cajas gallegas. Este periódico no se inventó las cosas ni dijo lo que había que hacer, solo constató hechos y ahí están las hemerotecas de unos y de otros. De alguna manera fuimos la Suiza mediática de la fusión, sin que jamás nos manifestásemos en contra, ni tampoco a favor de una fusión mal planteada o inviable. Incluso ayer anticipamos varias horas lo que contó el presidente Feijóo . Éste ha tardado mucho en asumir sus errores, pero si es para bien, no pasa nada. Lo importante es que las cajas hablen sin presiones y que decidan en libertad. Para ello debemos saber todos que hacen falta al menos dos cosas: una, que se pongan de acuerdo en todos sus líos de donde ponen las sedes, quiénes gestionan, etcétera, y dos, que negocien con el Banco de España la financiación que sean capaces de devolver. Y si después resulta que hace falta un poco más y hay que arreglarlo políticamente, que se arregle, que para eso está la política, aquí y en Madrid. Pero Feijóo debe saber que si persevera en imponerse no va a llegar lejos. Debe saber pactar. Un verdadero estadista siempre pacta, rara vez impone sus ideas.

Dicho todo eso, volvamos a la realidad de hoy. ¿Hemos avanzado ya algo? La verdad, poco, muy poco, pero hay una circunstancia nada desdeñable: se ha tranquilizado el ambiente, que estaba resultando muy adverso para Caixa Galicia, que ojalá consiga levantar la cabeza y volver a ser la gran caja que construyó José Luis Méndez. Si alguien tiene que creérselo es él y si alguien tiene que explicarlo, también. Lleva demasiado tiempo callado porque ha sido presionado en exceso y quizá también porque ha perdido la centralidad del asunto. Alguno que ha gritado por él le ha hecho más daño que bien y su conexión con Feijóo tendría que haber sido compatible con otras relaciones políticas. Méndez sabe mucho de finanzas y de economía pero seguramente también cometió errores en los últimos tiempos, como tantos otros. Es también el hombre con más fusiones a su espalda. Que no se lleva bien (profesionalmente) con Gayoso lo sabemos todos de toda la vida y que a veces conviene invitarle a que baje a la tierra, también. Pero es indiscutible que se trata de una persona dotada de un talento extraordinario, que fue capaz de situar Caixa Galicia entre las cinco o seis primeras cajas de España. Un Lendoiro de las finanzas.

Julio Gayoso es una persona de carácter y determinación, pero exquisita en las formas. Lleva en la caja desde chaval y mandando, casi toda su vida. Ha hecho una gran caja, muy inversora, capaz de ayudar a veces a empresas en dificultades. Rara vez especuló, la mayor parte de su vida se la pasó apostando por la economía real, incluyendo sectores en crisis como el conservero o el naval. Cuando algunos ahora se meten con él, llamándole viejo y cosas por el estilo, confieso que me molesta, incluso personalmente, porque Julio es mayor y veterano, pero jamás será viejo. Y sabe de cajas lo que no está escrito. Feijóo se equivocó con él. No supo tratarle y lo mezcló en su sucia campaña electoral. Aunque tarde, rectificó.

El problema de Caixanova, que también existe, no nos llamemos a engaño, no es tan grande como el de Caixa Galicia, porque también su dimensión es inferior. Y, sobre todo, no requiere una solución tan urgente. Julio sabe bien cuáles son sus cartas y ahora que ya se ha librado del ataque de Feijóo, gracias a la ayuda que le prestaron los socialistas, se ha puesto a jugar, marcando el terreno: su propio terreno personal, el de Caixanova y el de Vigo. Porque Gayoso siempre será de Vigo, como Méndez morirá siendo coruñés. Son gallegos a su manera, pero para ellos es doloroso renunciar a sus ciudades, lo cual puede gustarnos o no, pero al menos debe servirnos para alumbrar el camino que transitan estos hombres llamados a dar el relevo a personas como José Luis Pego o Javier García de Paredes, pero que siguen ahí, y aún son necesarios para ciertos menesteres.

Quizá Feijóo no vivió lo suficiente para saber manejar todas estas cosas y tampoco tiene en su gobierno a nadie que se las cuente. El presidente, que se siente guay pero a veces es demasiado impulsivo, ha estado mal asesorado y le ha hecho caso a gente aún más impulsiva y menos informada que él. Fue de error en error hasta caer en la cuenta de que tenía que pararse un poco y reconocer cosas que, sin ir más lejos, se han escrito en este periódico, que (aún) no es el más leído de Galicia pero no por ello es el menos informado.

En definitiva, que Julio Gayoso se ha blindado para hacer una fusión en la que sea protagonista, al amparo de una legislación comprensiva y no hostil y con una prórroga de mandato para sus compañeros de consejo. También con pista de aterrizaje preferente para José Luis Pego. Ha hecho ni más ni menos que lo que también contamos en Xornal de Galicia que iba a hacer. Y eso no quiere decir que ya haya hecho la fusión, porque ahora viene el problema de la pasta, que habrá que ver si tiene encaje o, por el contrario, devuelve el problema al punto cero. El futuro no está escrito, puede pasar de todo, pero hay algo en lo que podemos coincidir con el presidente Feijóo: el futuro no es nada sencillo. Para nadie, claro.

Mafo, el gobernador del Banco de España, no quiere soltar un euro del Fondo de Garantía de Depósitos. Lo fía todo al FROB, que es caro, porque presta dinero al 8%; es decir, ganando dinero, que recupera en cinco años. Hay que ganar mucho para devolver todo lo que se le pida. En definitiva, hay que ser muy buen financiero. Y en eso estamos. ¿O no?

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