El liderazgo de Anxo Quintana

Una pequeña corriente del BNG, supuestamente situada en su ala izquierda, está tratando de abrir un debate
El liderazgo de Anxo Quintana
Una pequeña corriente del BNG, supuestamente situada en su ala izquierda, está tratando de abrir un debate sobre la estrategia política y el liderazgo de la organización frentista. Traducido al castellano, los contados pero cualificados fieles de Camilo Nogueira quieren cuestionar a Anxo Quintana, tarea para la que cuentan con el respaldo de medios hostiles al BNG, cuya notoriedad permite que sobresalga un movimiento que en otras circunstancias pasaría casi inadvertido. Como tantas otras veces en el pasado.

Unos y otros son, de todos modos, conscientes de los poderes de cada parte. Los camilistas nacieron marginales y siguen siendo marginales, y los quintanistas surgieron en el seno del BNG y ahí siguen; es decir, más o menos donde siempre han estado, con la particularidad de que ahora --por primera vez en la historia del Bloque-- están en el Gobierno de Galicia. Unos son minoría, y los otros son clara mayoría. Unos representan a una cierta élite cultural y otros se mezclan con la realidad social del país.

Situada cada parte en su sitio, no es menos relevante dejar claro que en democracia nadie puede negarse a debatir, por lo que Camilo Nogueira está en su pleno derecho de defender sus posiciones personales y políticas, dando la cara o incluso a través de sus viejas amistades. Entre éstas renacen --es humano que así sea-- veteranos nacionalistas que no fueron llamados a las mieles del Gobierno, y que por tanto están un poco cabreados. También afloran beiristas descolocados, que ahora resulta que son camilistas, y camilistas que ahora son beiristas. Aunque sorprenda, estas cosas suceden y acaban siendo como la vida misma.

La argumentación de los críticos, además de mucha retórica sobre una realidad política que jamás supieron articular en el pasado, incorpora ciertas dosis de demagogia y algunos datos según los cuales el Quintana vicepresidente es poco menos que un fracasado, de lo cual habría que deducir el absurdo de que el Quintana opositor o el Beiras igualmente opositor eran unos grandes triunfadores. Pero como el papel puede con todo --y más--, estos días hemos podido leer mágicas historias que parecen crear un mito absolutamente falso. Digásmolo claro y sin rodeos: si hay en Galicia algún político que ha perdido una y mil veces, dentro y fuera del BNG, ése es Camilo Nogueira, pero no Anxo Quintana, que ganó votaciones dentro del BNG y en su pueblo de Allariz, hasta por mayoría absoluta. Y añadamos una cosa más de la que no todos quieren acordarse: quien recupera a Camilo Nogueira de la marginación en el Bloque es precisamente Anxo Quintana.

¿Quiere esto decir que Anxo Quintana es infalible y Camilo Nogueira, un desastre? Ni tanto, ni tan poco. El líder del BNG es un político hecho a sí mismo, desde la base, capaz de aglutinar a mucha otra gente, dentro y fuera del BNG, organización que, gracias a ello, resulta cada vez más creíble y pragmática, y a la que si algo caracteriza es la defensa de los intereses de Galicia y una ideología progresista, que le permite tener en sus filas a personas de centro y de izquierdas. Es un político de la generación de Rodríguez Zapatero, Artur Mas y Josu Jon Imaz, una persona sensata de mirada limpia, cuyo afán modernizador de su país le convierte en un hombre pragmático, camino de ser un digno y serio gobernante.

Camilo Nogueira es, por su parte, un buen ingeniero y un buen economista, que mediante mucho trabajo personal aportó dosis de modernidad al nacionalismo en los años ochenta, si bien no fue capaz de articular un gran partido político. Utilizando distintas marcas, tuvo el mérito de cautivar a la izquierda nacionalista más elegante, en plena fase de la arruga es bella, pero no supo ver que un partido no sólo necesita intelectuales, sino también trabajadores y gente de la calle. Nos guste o no nos guste, es algo en lo que hay que reconocerle sus méritos a la UPG, que como todo partido de izquierdas europeo siempre tuvo clara la necesidad de vincularse a un sindicato. Es más, gracias al trabajo duro y difícil de Paco Rodríguez fue posible el beirismo y es posible ahora el quintanismo, cuya amplitud social desborda obviamente el carácter limitado de la UPG, que aún hoy se declara comunista. Pero la UPG no es un gran partido por ser comunista, sino por tener gente tan preparada como discreta y muy currante, capaz de entender que sus objetivos finales no son precisamente de corto plazo. Anxo Quintana es para ellos un político válido, del que no ignoran que en el fondo es más un fruto de Beiras que de Paco Rodríguez. Como tampoco lo ignora el propio Beiras, a pesar de su cabreo, a veces justificado.

Camilo Nogueira sabe todo esto mejor que nadie, ve que los años pasan y que el nacionalismo está más de moda que en sus tiempos, e intenta recuperar el protagonismo perdido. Del mismo modo que Beiras, es posible que merezca un reconocimiento mayor del que disfruta, pero difícilmente puede aspirar a ser el líder del BNG. Hoy por hoy, esa plaza ya está cubierta. Y bien cubierta.


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