A falta de acuerdos, Feijóo y Sánchez hacen señales de humo en La Moncloa

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. / Mundiario
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. / Mundiario

El presidente del Gobierno recibe a su homólogo gallego con buenas palabras y ninguna concreción, probablemente porque no existía ningún proyecto previo sobre el que acordar.

A falta de acuerdos, Feijóo y Sánchez hacen señales de humo en La Moncloa

Es revelador contrastar las notas de prensa que tras el encuentro emitieron los gabinetes de los respectivos presidentes. El de Sánchez, dirigido a la prensa madrileña, es cuidadosamente evasivo, poniendo en valor todos los frentes de actuación del Gobierno que preside. El de Feijóo, pensado para la prensa gallega, cita numerosas cuestiones que habrían sido objeto de análisis, algo poco consistente en una reunión de dos horas. Ambos documentos evitan la confrontación e incluso la discrepancia. Uno es genérico, el otro detallista. Feijóo considera que su interlocutor al menos ha sido receptivo y que tendrá presentes sus aportaciones cuando deba decidir.

Feijóo mostró optimismo, dice la nota oficial sobre los proyectos gallegos que optan a los fondos europeos, de los que priorizó cinco por su carácter tractor. Además defiende haber incidido en el reparto de los citados fondos, fuertemente cuestionado en el Congreso el día anterior y en la financiación autonómica. Sobre las transferencias competenciales se refirió a la  autopista del Atlántico, que según sus palabras, el Gobierno estatal habría asumido. Sobre los problemas expuestos  con determinadas industrias, Ence, Alcoa, Navantia o  Endesa, el Gobierno estatal nada dice en su nota.

Sánchez por su parte se remitió a los recursos ya comprometidos en la Ley de Presupuestos Generales del Estado obviando cualquier compromiso añadido. Sobre la pandemia tampoco se han producido acuerdos sustantivos, aunque la petición del Presidente gallego de un mayor cupo de vacunas para un tramo de población pone de manifiesto de nuevo la peculiar relación de Feijóo con los números. En la reunión Sánchez se ha extendido en conceptos abstractos: unidad, cogobernanza, confianza, fortaleza, eficiencia, incluso “volver a derrotar al virus con las herramientas legales”, lo que sin duda sería una aportación histórica a la medicina. La colaboración en el Xacobeo y el recordatorio de las cifras consignadas para Galicia en los presupuestos, cierran la nota de La Moncloa.

Las citas entre mandatarios de ese rango son de dos tipos. O bien tratan de resolver contenciosos suficientemente discutidos en niveles subordinados o bien persiguen ofrecer una  imagen de diálogo, sin necesidad de acuerdos. A este último tipo pertenece la reunión que comentamos. Para Sánchez se enmarca en el diálogo que está manteniendo con todos los Presidentes autonómicos, con independencia de los acuerdos alcanzados, reales con aquellos que sostienen a la coalición gubernamental, más etéreos los alcanzados con Comunidades gobernadas por la oposición. Para Feijóo se trata de incidir de nuevo en una agenda suficientemente explicada en Galicia a la que el escenario monclovita añade nueva dimensión. Para comparar la poca consistencia de la reunión podemos acudir a la entrevista con el Presidente vasco en la misma semana, con el que sí existe una agenda de compromisos y un calendario de negociaciones. Es cierto que Urkullu es aliado mientras que Feijóo es oponente, pero las diferencias en la agenda no son de cantidad sino de cualidad.

De la aparente normalidad de la reunión no debe inferirse que exista acuerdo estratégico entre ambos Ejecutivos sobre cuestión alguna. Solamente la coincidencia temporal en presentar una imagen distendida. Así la oposición parlamentaria estatal se ha despreocupado de la reunión mientras que la oposición gallega ha tratado de descalificarla. En el caso del BNG reduciendo los acuerdos al relativo a los peajes de la autopista del Atlántico, fruto de un acuerdo previo con el nacionalismo, mientras que el PSdeG se ha entregado a una deshilvanada crítica a la beligerancia de Feijóo, cuando a la cita reunión ha acudido sin los estandartes de batalla habituales. Una ocasión perdida, y van muchas, para que el socialismo gallego fuese proactivo, señalando objetivos y no sólo el manso aplauso al Gobierno central. En la misma semana el primer rival de Gonzalo Caballero ha comenzado a mostrar sus cartas en la prensa compostelana. Que sea un candidato del pasado indica el retroceso que ha experimentado la política gallega. @mundiario

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