Vila Nova de Famalicão se ha convertido en el epicentro del surrealismo en Portugal y uno de los museos surrealistas más importantes del mundo. La Fundação Cupertino de Miranda presentó un nuevo espacio de más de 400 metros cuadrados con “las mejores condiciones museológicas”, a decir de su director Antonio Goncalvez .

El presidente de la República portuguesa, Marcelo Rebelo de Sousa, inauguró personalmente este Centro Português do Surrealismo, situado en el centro de la ciudad. Fue recibido en loor de multitudes y cierto acoso de los medios para que comentara la situación política española y la moción de censura, un tema que evitó argumentando que "era la vida interna de los países y había que respetar la soberanía. "A nosostros no nos gustaría que otros países se pronunciaran sobre la situación política portuguesa", concluyó.

La Fundación Cupertino de Miranda

La Fundación Cupertino de Miranda posee la mayor colección de arte surrealista en Portugal con más de 3000 obras de 300 artistas, según revela Pedro Álvares Ribeiro, presidente de la institución. António Pedro António Dacosta, Marcelino Vespeira, Fernando de Azevedo, Cândido Costa Pinto, Júlio dos Reis Pereira. Mário Cesariny, Cruzeiro Seixas, Fernando Lemos o el luso-ferrolano Manuel Patinha, son los principales artistas expuestos de la colección propia de la fundación.

La brillante exposición inaugural contó con una excepcional selección de 120 obras pictóricas y escultóricas de diferentes procedencias. Un evento que se abre con vocación de continuidad como exhibir las colecciones de otras instituciones bajo el título ‘O surrealismo na coleção de’. La próxima exposición será en otoño y dedicada a las principales revistas del surrealismo internacional. 

Paulo Cunha, presidente de la Câmara Municipal de Vila Nova de Famalicão, recalcó que era un paso fundamental para universalizar el proyecto cultural del municipio y que las 25.000 visitas que recibe anualmente se verán incrementadas sin duda. 

El acto contó con la emocionante presencia de Cruzeiro Seixas, que dada su avanzada edad pudo disfrutar de este gran reconocimiento en vida y del lusoferrolano Manuel Patinha, que fue su discípulo pictórico más avezado y hoy escultor consagrado de fama internacional. En palabras de Cruzeiro Seixas: "Patinha fue el único de mis discípulos que comprendió mis modales y el único que logró elevar mis obras al nivel que se merece".

Sueño Ibérico 

Manuel Patinha

Manuel Patinha (Póvoa de Santa Iria, 1949) en la década de los 70, apenas recién llegado a Lisboa, comenzó a pintar profesionalmente de la mano de Cruzeiro Seixas, uno de los totems del surrealismo portugués. Cruzeiro será su pigmalión y un gran espaldarazo a su incipiente carrera como artista. Curiosamente partiendo ambos de una sensibilidad surrealista diferente irán acercando posiciones y técnicas que cristalizarán en su brillante y exótica serie de cadavres- esquís, cadáveres exquisitos, uno  de los juegos pictóricos más interesantes y más abiertamente surrealistas – experimento más habitual en la poesía- que consiste en realizar una misma obra entre dos artistas sin contacto entre sí y llegar a un resultado común y totalmente inesperado-.

En la Fundación Cupertino de Miranda, coordinada durante años por el español Perfecto Cuadrado, Manuel Patinha presentó su serie "La mirada inteligente", una serie de dibujos en tinta china y acuarela con dos tendencias. Una de contextos referenciales (paisajes y arquitecturas gallegas) y personajes o elementos de carácter onírico y otra, caracterizada por espacios aéreos en los que evolucionan seres de naturaleza mixta –a medio camino entre lo orgánico y lo industrial, entre lo animal y lo humano o entre lo masculino y lo femenino–  una obra ya plenamente surreal y de raigambre daliniana – con espléndido catálogo  de autoria del profesor de la Universidad de Santiago Monterroso. La pintura de Patinha tendrá en su parte final un episodio onírico y orgánico que se materializará en "La Vida sexual de las plantas", una colección de sutilísmas acuarelas en las que los matices del color rozan lo sublime.

La pintura de Patinha de rutilante surrealismo de raíz daliniana pero tremendamente personal, le dotará de un corpus lingüístico y estético ideal que trasladará años después, cuando se instale en Ferrolterra  al campo de la escultura. Inmerso en la abstracción, las huellas surrealistas siempre impregnarán sus obras, por lo que una visita al Centro del Surrealismo portugués se convierte en hito imprescindible para el conocimiento del artista, al igual que su completa monografía editada por la Diputacion de A Coruña. La escultura pública será ya en el siglo XXI, la parcela artística que le consagrará para la posteridad como uno de los grandes artistas del arco lusogalaico. @galiciamundiari