Casi un año de "sede vacante" en la patronal gallega

Sede de la Confederación de Empresarios de Galicia. / Mundiario
Sede de la Confederación de Empresarios de Galicia. / Mundiario

Cambiar la imagen social de la CEG será probablemente aún más difícil que dar con un presidente de consenso, aceptable para todos los "barones", sin ataduras territoriales y sectoriales.

Casi un año de "sede vacante" en la patronal gallega

La patronal gallega sigue sin presidente. Hace cerca de un año que dimitió el último patrón de patronos, Antón Arias, y los "barones" provinciales de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), que son los que verdad mandan, no han sido capaces de encontrarle un sustituto. Todavía no hay fecha para la asamblea en la que se cubrirá la vacante presidencial. Lo más probable es que la situación de "sede vacante" se mantenga hasta después de Navidad. Nadie, o casi nadie, parece tener prisa, probablemente porque tanto dentro de la CEG como fuera por ahora no se ha llegado a echar en falta de la figura de un presidente como tal, lo cual, bien mirado, no deja se ser un tanto preocupante.

El estado mayor permanente de la CEG está a punto de cumplir el compromiso de dotar a la organización de unos nuevos estatutos, que serán de aplicación a la hora de elegir al nuevo presidente. La reforma estatutaria, largo tiempo aplazada, pese a que todos la consideraban necesaria y urgente, declara incompatible la presidencia regional con una provincial. Es un cambio de gran calado. Objetivo: que el nuevo máximo representante del empresariado lo sea de todos y que no se deba solo a unos, a su feudo, como venía sucediendo hasta ahora Y que pueda formar un equipo de su confianza. También se establecerá un limitación de mandatos, para que nadie que pueda pretenderlo se eternice en el cargo (máximo ocho años) al tiempo que se abre la novedosa posibibilidad de revocar a un presidente vía moción de censura.

La comisión para la reforma estatutaria la capitanea el presidente de los empresarios de Pontevedra. Jorge Cebreiros es uno de los nombres que siempre aparecen en las quinielas presidenciales, aunque él no se ha postulado nunca formalmente. En su opinión, la CEG debe presidirla un empresario en activo -"de los que pagan nóminas", dice- para que sea realmente representativo de la patronal, que no ocupe otras cargos representativos ,alguien que pueda dedicarle el tiempo que sea necesario a una tarea que Cebreiros considera "de gigantes": la de devolver la confederación al estatus que le corresponde en el ámbito social e institucional.

No le falta razón a Cebreiros en que el reto es, por muchas razones, titánico, dado que, además de padecer una grave crisis interna en vías de cronificación, la reputación pública de la patronal gallega está por los suelos. Cambiar la imagen social de la CEG será probablemente aún más difícil que dar con un presidente de consenso, aceptable para todos los "barones", sin ataduras territoriales y sectoriales, que además esté dispuesto a asumir que inevitablemente una parte de su tiempo deberá ocuparlo en sortear los obstáculos que desde el primer día le pondrán en su camino algunos de los que lo eligieron o le dieron el "nihil obstat". Seguro que eso, el fuego amigo, es lo que echa para atrás a los mejores candidatos. Y no es para menos. @mundiario

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